Una caja de
whiskys los inspiró. A la marca de licor pituco Belkin, los muchachos
del colegio Melitón Carvajal le hicieron profilaxis. Le sumaron la
"g", el apóstrofo y la "s", letras y signo ortográficos de
rigor que implementaban los conjuntos que en la década de 1960 querían
dedicarse a roquear.
Como Los Beatles
y otros congéneres, Los Belking's, aquí en Lima la gris, se iniciaron en aquel
1964 con trajes de sastre, tres años después grabaron su primer disco y cuando
la sicodelia se volvió carne y grito de moda, aparecían en escena con camisas floreadas. Siguieron
en carrera hasta 1973, cuando debieron hacer un paréntesis por largos años, un
poco promovido por la desaparición de las famosas "matinés" en cines
o teatros de barrio durante esos años.
Lo fuerte de Los
Belking's no era el verbo sino lo instrumental, y por ese silencio algunos los
creían extranjeros. "Hacíamos cosas muy difíciles para ese momento como
Strawberry Fields Forever, de The Beatles, en instrumental, o versionando a The
Ventures". Los que sí hablan son sus éxitos por sí mismos como
"Bólido de fuego", "Sétima patrulla", "Campo de
concentración" u "Okinawa 2000". El disco 45 RPM donde incluían
su versión de "Tema para jóvenes enamorados", los levantó en hombros:
vendieron en solo cuestión de semanas más de 25 mil copias.
"Siempre
nuestro esquema fue distinto y ahora también es radicalmente diferente. Nunca
nos quedamos estáticos, somos inquietos (musicalmente hablando)", cuenta
Willy Sandoval, segunda guitarra y uno de los fundadores de Los Belking's.
Así, un proyecto que tienen es la edición del nuevo CD, que trabajan desde hace
un quinquenio, pero que se ha estancado por falta de dinero. Ahí estará el
nuevo sonido de Los Belking's, revitalizando sus éxitos hasta hacerlos casi
irreconocibles. "La música de nosotros tiene hoy otras características
gracias a que la tecnología nos ha permitido ponerle nuevos sonidos",
explican.
El rasgueo de la
guitarra de doce cuerdas Teisco de Sandoval es parte del sonido. Mientras que
Raúl Herrera, el otro puntal del grupo desde sus inicios, otorga, desde la
primera guitarra, el DNI de Los Belking's. Ahora a Herrera y Sandoval los
secundan Juan Mostacero (batería); Juan Carlos "El Oso" Barreda,
quien retornó después de años a su trabajo en el bajo; y el joven Luiggi
Lindley, la otra primera guitarra del grupo. La meta artística del año
es dar la mayor cantidad posible de conciertos masivos, sobre todo en los conos
de Lima y en provincias.
En 2003 el grupo
retorno cual ave fénix a los escenarios cuando en España se editó Los Belking's
Instrumental Waves 1966-1973 (2003), álbum que, dicen, vendió un millón de
copias en Asia y Europa, pero del cual no han podido cobrar ni un céntimo.
La razón se debe a que recién en diciembre, tras varios años en juicio, el
Indecopi sacó una resolución reconociendo a Herrera y Sandoval como dueños del
nombre Los Belking’s. Esto se debió a que en el norte del país un grupo de
música tropical se había apoderado del nombre tan ligado a nuestra historia del
rock.
Los Belking's
tienen otros temas que discuten fuera de los escenarios: las regalías que
Apdayc debe entregarles, por ejemplo. Calculan que hay alrededor de dos
millones de dólares por los siete millones de discos que han vendido en toda su
historia musical y por ello tampoco han recibido dinero ni como compositores ni
como intérpretes.
Un tema ligado al
anterior: Los Belking's han desautorizado a la distribuidora Iempsa para que
siga vendiendo sus producciones anteriores (originalmente grabadas para el
desaparecido sello El Virrey) hasta que no les paguen todo el dinero que les
adeudan.
En 1967 con
"El Guazón" y "La playa" inician su carrera en las salas de
grabación. En su momento, llegan a vender más discos que el grupo de nueva ola
Los Doltons. Críticas sobre su trabajo han aparecido en revistas
especializadas en el viejo saurio del rock como Senhor (Brasil), Mojo
(Inglaterra) y Les Inrock (Francia). Su estilo ha asimilado psicodelia,
rhythm & blues, hard rock y latin rock; e incluyen composiciones de
Herrera, Sandoval, Andrés Roque y Daniel "Kiri" Escobar.
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