Cuando es buena,
la música instrumental nos deja mudos. En ese sentido, la voz nunca fue tan
deleznable como en un concierto de Los Belking’s. Ellos reaparecen mañana. Wilfredo
Sandoval y Raúl Herrera, dos de sus miembros originales,
nos reciben en pleno ensayo. El sonido de sus guitarras nos trae de vuelta a
las épocas en que toda canción era el soundtrack de nuestras vidas. Porque la
música del futuro se hizo hace cuarenta años.
Encontré un
texto de Carlos Torres Rotondo, donde dice que ustedes debutaron en 1964 en el
cine Riva Agüero de El Agustino, luego de que se presentara la bailarina ‘a
gogó’ Midloni Nagashiro.
Wilfredo Sandoval
(WS): Ella era una stripteasera (ríe). Nosotros tocábamos con un baterista,
Kiko ‘La Serie ’,
y él era mayor que nosotros. Tenía 28 años y nosotros, 14. Él andaba en ese
ambiente y logró que nos contrataran. Luego de que las chicas hicieron su
striptease, nos tocó entrar. ¡Y nos moríamos de miedo! La gente se levantó
y comenzó a silbar. Tocamos ‘Popotitos’, pero la chifla era tan grande que no
se escuchaba nada.
¿Y qué hicieron?
WS: Nuestro
baterista era más pilas, más mosca. Se soltó el cabello largo, se remangó los
párpados como un diablo y gritó: ¡Ahhhh! Y la gente se asustó. “¡Toca Wipe
Out!”, le dijo a Raúl. Kiko hizo su solo de batería, se puso diablo y la gente
aplaudía a rabiar. Se olvidaron de las mujeres. Y afuera nos esperaba una ambulancia.
¿Una
ambulancia?
WS: Sí, tomamos
una ambulancia para que el tráfico no nos parara y pudiéramos llegar a Comas,
donde teníamos otro concierto (ríe).
Ustedes dos
estudiaron en el colegio Melitón
Carvajal. Usted, Wilfredo, invitó a unos amigos a tocar a su casa, y estos
llevaron a Raúl Herrera. ¿Así comenzó la amistad?
WS: Sí, yo a Raúl
lo conocía de vista porque él tocaba en la estudiantina del colegio. Esa vez
Raúl me pidió tocar música de los Beatles. ¡Yo ni sabía que existían! Era 1964.
Yo conocí a los Beatles en Tacora, donde compré un disco 45 de ‘I want to hold
your hand’ en alemán.
Raúl Herrera (RH): Aún
no sabíamos tocar bien la guitarra, aunque a mí también me gustaban Los Panchos
y los boleros de Los Tres Caballeros.
¿Sus padres
nunca se preocuparon por el ambiente en el que se movían?
WS: No, siempre
nos apoyaron. Parte del éxito de la música de esos años es que casi todos los
padres estaban comprometidos. Recién hace diez años me enteré de la
preocupación de mi madre, pero ella siempre me apoyó. Ni existía marihuana. Nos
intoxicábamos con Coca Cola, hermano (ríe).
Sus madres les
compraron sus primeras guitarras eléctricas.
WS: Sí, mi mamá
me compró esa guitarra Fender celeste que tú ves ahí.
RH: Y mi madre me
compró una guitarra italiana Eko en la Casa Osterling.
WS: Pero cuando
comenzamos a tocar, veíamos que todos tenían bonitos ternos. Mi madre fue a
Casa Él (Miraflores) y sacó a crédito nuestros sacos. Eran color mostaza.
RH: Como éramos
flaquitos, nos quedaba (ríe).
WS: Claro, pero
ahora a ti no te quedaría, Raúl (ríe).
La música de
los Belking’s tiene mucha influencia de The Ventures.
WS: Raúl tocaba
más Ventures. Él tenía sus discos. Y yo iba a su casa porque él tenía un
equipazo de la patada. Él vivía exactamente a la espalda de la Embajada de Brasil.
RH: En aquella
época, solo una vez al día pasaban una canción de Ventures en la radio. Y
tenías que esperar al día siguiente para volver a escucharla.
No es como
ahora, donde ya tenemos el iPod.
RH: Claro. Y como
no había grabadora, en nuestras mentes teníamos que grabar las canciones y
sacar así las notas.
WS: Eso explica
lo que sucede hoy musicalmente. Ahora hay tanta facilidad que tu cerebro no
trabaja. Ahora ves en el video la forma como se toca una canción, pero en ese
tiempo tú tenías que imaginártela. Eso nos obligó a todos a ser creativos.
¿Es verdad que
se pusieron Belking’s por una marca de whisky?
RH: En la esquina
de mi barrio de Miraflores, una señora siempre sacaba su basura en una caja de
whisky. Y ahí decía Belkin.
Vaya, sí que
tomaban bastante en esa casa.
RH: No, no (ríe).
Era la misma caja que utilizaban para la basura. El nombre Belkin lo apuntaba
siempre en mi cuaderno. Y cuando quisimos darle un nombre al grupo –para no
pelear– todos escribimos el nombre que queríamos en un papelito y lo pusimos en
una caja. Al final, salió Belkin. Y Willy dijo que había que aumentarle a
Belking’s para que sonara mejor (ríe).
Su
representante les dijo en 1966 que debían ser un grupo instrumental. ¿Qué
hicieron con su vocalista?
WS: Nadie quería
darle la noticia. A nuestro baterista le dijimos: “Walter, tú que tienes cara
de malo, dile”. Nuestro vocalista era Daniel Rosario, y Walter le dijo:
“Daniel, sabes qué compadre, toma un sol para tu pasaje de ida porque el de
regreso no va a haber, ya no vas a cantar” (ríe).
RH: Daniel
falleció el año pasado.
Ustedes
lograron grabar su primer 45 porque ganaron ese año un concurso de El Virrey,
¿no es verdad?
WS: Sí, la final
fue con Los Dreams, en el cine Tauro.
RH: Y ese día
ganamos porque teníamos más jale con las chibolas (ríe).
WS: Es verdad,
tuvimos mucho apoyo de la colonia japonesa. Además, en esa época yo tocaba
guitarra saltando un metro veinte. ¡Por Dios!
RH: Éramos
jovencitos y saltabas.
WS: Bueno,
pero tú asaltabas, Raúl (ríe).
En 1967
conocen a Andrés Roque, quien ya tenía varias melodías en mente. Es más, lo
llamaban ‘el Belking mudo’.
WS: Sí, porque él
aportó muchos temas. Casi la mayoría son éxitos y de él es, por ejemplo, ‘Amor
Imposible’.
A usted,
Wilfredo, no le gustaba el título ‘Amor Imposible’ porque era cursi, pero
Andrés lo había llamado así porque estaba ‘templado’ de la enamorada de un
amigo suyo.
WS: Silvana era
la chica. ¡Y era hermana de mi enamorada! (ríe). Andrés se le declaró, pero
ella no aceptó porque ya estaba con otro chico. Pero estamos hablando de
colegialas. Y recién me he enterado de esto hace cinco años. Silvana era
simpática, hija de italianos, muy parecida a Sofía Loren.
RH: Pero ahora ya
es abuelita (ríe).
Su canción más
conocida, ‘Tema para jóvenes enamorados’, apareció en el lado B de su segundo
disco de 45 de 1967. ¿No confiaban mucho en el tema?
WS: Lo metimos como relleno. Esa es la verdad. Confiábamos más en la canción del lado A, ‘Negro es negro’. ‘Tema para jóvenes enamorados’ es una composición de The Shadows, pero el tío de Walter Aray nos trajo la canción grabada por un grupo brasileño, Los Jet Black.
El rock tuvo
mucho apoyo esos años en las radios. Hoy, más bien, la gran mayoría apuesta por
la cumbia. ¿No creen que el rock ya pasó de moda?
WS: No, lo que yo
creo es que Velasco nos hizo demasiado daño. Cortó el cordón umbilical que
había entre los colegios, las matinales y las radios. Tácitamente se prohibió
que los colegios organizaran esas cosas. Pero tampoco hubo un recambio
generacional. La verdad es que también había grupos mediocres.
¿Cuáles eran
esos grupos mediocres?
WS: Los
Silverton’s y los York’s, a pesar de que el cantante de los York’s (Pablo Luna)
era un ‘showman’ espectacular. Se tiraba, se volteaba de cabeza, arrojaba el
micro al público. Era un show de la patada. Pero los músicos eran malazos, de
octava categoría.
¿Y se llegaron
a enamorar de alguna fan?
WS: Sí, una
japonesa en mi caso. Y en el de Raúl también (ríe).
RH: Sí, pero la
chica que fue mi enamorada terminó siendo la esposa de Walter, el baterista.
Caramba. Todo
se compartía en el grupo.
WS: Sí, somos
medio comunistas (ríe).
RH: En nuestros
conciertos había muchas japonesitas en las primeras filas. Y yo tocaba la
guitarra y las enamoraba (ríe). A la salida, ellas me invitaban a sus casas a
tomar lonche. Así conocí a Olga y la invité a uno de los ensayos. Pero Walter
le tiró lente y yo ya tuve que retirarme (ríe).
Usted fue un
buen perdedor.
RH: Es que ya
tenía otra japonesita por ahí (ríe).
¿Se han puesto
a pensar en el día en que ya no estarán?
WS: Por supuesto,
lo tenemos muy claro. Yo ya miro distinto. Quiero que los jóvenes nos perciban
desde otra óptica. Los Belking’s van a dejar no menos de 90 canciones propias,
de las que vamos a estar orgullosos toda la vida.
RH: Con lo que
hemos hecho y queremos seguir haciendo, estoy conforme. Hemos quedado en el
recuerdo.
1 comentario:
Gracias por la entrevista. Sin lugar a dudas para mí, los mejores grupos de rock instrumental son The Ventures y Los Belking's. Ni siquiera The Shadows los alcanzan en mi humilde opinión. Son leyendas vivientes de la buena música.
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