sábado, 2 de enero de 2010

“El rock peruano fue uno de los mejores de América Latina”

Demoler, un viaje personal por la primera escena del rock en el Perú. 1957-1975 es una rigurosa investigación sobre los grupos rockeros limeños de los años sesenta y setenta. Domingo conversó con Carlos Torres Rotondo (Lima, 1973), el autor de este fascinante libro que nos devuelve con todo su esplendor una historia perdida.



Entrevista de Alfredo Vanini

Tú afirmas que el rock peruano constituyó la escena más arriesgada e ignorada del continente. ¿Por qué?
–Mira, en América Latina se ha hecho un rock de altísima calidad. En Argentina principalmente, aunque también Uruguay y Chile. Pero como conjunto, la escena rockera peruana de esos años es casi una selección de cracks. Tenemos a Los Saicos, a Black Sugar, El Polen, Laghonia, los Belkings, todos grupos buenísimos. Pero de súbito hubo en el Perú un hiato histórico: entre 1975 y 1983 no hay casi grabaciones. El rock peruano, floreciente entre 1964 y 1975, regresa a las catacumbas. Hasta que en 1983, a partir del boom del rock argentino que influye en una escena pop comercial, por un lado, y por otro lado la movida subterránea, se forman dos escenas que corren paralelas y que son las que siguen hasta hoy. Estas escenas no conocían los grupos anteriores, no venían de esa tradición. Es una música excepcional que cayó en el olvido en el corto espacio de siete u ocho años.

–Vayamos hacia atrás: eran los años de Odría, aún no había televisión, pero sí había vida de barrio y pandillas rocanroleras. Y había cine. Y justamente todo parece empezar con los estrenos en Lima de “La pandilla salvaje”, de Lazlo Benedek, y de “Blackboard Jungle”, de Richard Brooks.
–Es un dato histórico relevante que se da en casi todos los países de América Latina: la moda juvenil llega a través de la radio y del cine. La influencia del cine en la juventud es sobre todo una actitud: Marlon Brando, James Dean. Con Odría nace aquí una clase media con un fuerte circuito de relación: las grandes unidades vecinales, las grandes unidades escolares. Una clase media que tiene su apogeo en los años setenta y que muere al final del primer gobierno de Alan García. Se concentraba en distritos como Magdalena, Breña, Jesús María, Lince, Pueblo Libre, de donde salen los primeros grupos de rock en Lima. Este ambiente se describe bien en “Los inocentes”, de Oswaldo Reynoso, donde se ven los primeros jóvenes rocanroleros…

–La llegada de la televisión al Perú amplifica esta primera escena del rock peruano.
–Los empresarios de la televisión se dieron cuenta de que había un público en los jóvenes. La programación televisiva de esa primera época se basaba casi enteramente en espectáculos musicales en vivo. Antes de que nazcan las bandas, ya había un público. Por eso la televisión peruana, por lo menos hasta 1969, les da mucha cobertura a los rockeros.

–Pero también a la “nueva ola” que nace casi al mismo tiempo. ¿Tenía la “nueva ola” más espacio que el rock en la televisión?
–Mucho más. Y llega antes que el rock. Pero las pandillas de rocanroleros no se sentían representados por esa nueva ola, y de ese descontento surgen Los Saicos. Ahora bien, ese proceso nueva ola-rock garage-psicodelia-fusión es un patrón que se repite en todas las primeras escenas del rock en los países de América Latina, en general.

–Las disqueras son fundamentales para el desarrollo de esta primera escena del rock peruano: estaba Mag principalmente, pero también El Virrey, Sono Radio. Estamos ya en 1964-65 y todos los grupos graban 45rpm lo que los hace muy populares.
–Las disqueras vieron en los grupos rockeros una buena inversión: salían en televisión, se presentaban en las matinales, viajaban a provincias. Se disputaban los grupos, sobre todo a Los Saicos, Los Yorks, Los Belkings. Recuerda que Lima era mucho más chica de lo que es hoy. Estamos hablando de una pequeña historia de cinco o seis barrios que constituían toda la red social de la Lima de ese tiempo: atraviesa de la clase media baja (Los Yorks) a la clase alta (Traffic Sound).

–“Demolición” de Los Saicos, la canción emblemática de esa primera escena rockera de los sesenta, fue grabada gracias a la intervención de una chica de 22 años llamada Rebeca Llave, personaje fundamental en esta historia. ¿Quién es ella?
–Es sin duda una personalidad importantísima de esta primera escena. Fue prácticamente la manager de Los Saicos: les armó toda la estructura organizativa, los hizo grabar en estudio, les consiguió contratos en las matinales, etc. Además es la pionera de lo que luego sería la producción independiente: Dis-Perú, su sello, era dirigido por una sola persona, ella, de apenas 22 años, en un medio tan conservador como la Lima de ese momento. Fue productora también de Jean Paul “el Troglodita” y de Los Golden Boys.

–Uno de los reproches más fuertes que le hace el otro gran momento del rock peruano, la escena subterránea de la primera mitad de los años ochenta, a esa primera escena rockera es que cantaban en inglés.
–El uso del idioma inglés es algo que no sólo pasaba en el Perú, sino a nivel continental. El mejor grupo psicodélico chileno de la época, los Vidrios Quebrados, sacaron un solo disco, y en inglés. En México, uno de los mejores grupos mexicanos llamado La revolución de Emiliano Zapata cantaba en inglés. Hay que pensar con la mentalidad de su tiempo: muchos rockeros de la época psicodélica, es decir, de la segunda mitad de los sesenta, creían que lo purista era cantar en inglés. Salvo en la Argentina, que zanjaron muy tempranamente ese asunto, todos los grupos de los años sesenta en América Latina cantan en inglés. Para los grupos peruanos de esa época era, además, tener una actitud, distinguirse de los nuevaoleros. Hay que situarse en el contexto…
Pero, ojo, hacia el final de esta historia, años 1973-74, muchos grupos empiezan a cantar de nuevo en español: Gerardo Manuel, El Polen, etc.

–Tú afirmas en tu libro que existen verdaderas obras maestras en este periodo del rock peruano: “Vudu”, de Jean Paul “el troglodita”, “¿Quién es el mayor?”, de Gerardo Manuel. ¿Tanto así?
–Sí. En primer lugar porque hay una suerte de anticipación: esos rockeros peruanos eran como pararrayos. Si escuchas “Guayaba”, del maestro Lucho Macedo con Carlos Maldonado, grabado en 1967, te va a sonar exactamente igual a Santana cuyo primer disco fue grabado …¡en 1969! No estoy diciendo que lo inventaron, pero sí que captaron las ondas desde esta lejana esquina del mundo llamada Perú, desde la “periferia”. Hay que tener en cuenta que aquí se graban discos con un sonido que no existía en ninguna parte del mundo en ese momento.

–En octubre de 1968 llega Velasco y toma el poder un gobierno militar que hace suyas muchas reivindicaciones de la izquierda y que es ciertamente muy distinto a las dictaduras de derecha que asolaron Sudamérica en años posteriores. Contrariamente a lo que se piensa, el rock no fue reprimido…
–No solo no fue reprimido, sino que son los años en los que se hace la mejor música en el Perú: surgen nuevos y grandes grupos psicodélicos. Y grupos que empezaron antes llegan a su madurez durante el gobierno de Velasco. A pesar de lo que se ha repetido y se sigue repitiendo, no hubo una política de Estado contra el rock. En esta época nacen, tocan en público y graban Black Sugar, El Álamo, Telegraph Avenue, Traffic Sound, The (St. Thomas) Pepper Smelters, Laghonia, Pax, Tarkus, etc… ¡la edad de oro del rock peruano!

–Entonces, si no es por culpa de Velasco, como se ha dicho hasta el hastío, ¿por qué enmudece el rock peruano, súbitamente, en 1975?
–Por una serie de factores sociales y personales. Primero, a nivel mundial hay un agotamiento de lo que se llama la contracultura clásica. El resultado de este agotamiento está marcado por el nacimiento del punk, del disco, etc. A nivel local, sucede que otros sectores sociales distintos a los de la clase media tradicional comienzan a tomar un lugar importante en la arena pública. Y de otro lado, gran parte de los músicos dejan los grupos para seguir una carrera universitaria, que era el camino natural de todo joven de la burguesía clasemediera de esa época. Y muchos viajan.

–Otros hacen un viraje hacia la canción protesta, como los hermanos Pereyra de El Polen…
–Y Walter Paz de Los Yorks, quien forma parte del movimiento promovido por Celso Garrido Lecca de la “Nueva canción latinoamericana”. Ahora bien, no olvidemos que durante la segunda mitad de los años setenta casi toda América Latina es un cementerio de dictaduras de derecha, incluyendo la llamada “segunda fase” con Morales Bermúdez que fueron realmente años de plomo en el Perú. Fue allí cuando el rock peruano sufre su peor momento.

–Última pregunta: ¿qué ganaríamos reeditando todos estos discos de rock peruano de los años sesenta y setenta?
–Se ganaría una tradición para la música del presente, para el rock peruano que se hace hoy. Todo arte es un diálogo directo con una tradición, si no la tienes, estás en una desventaja. Con una tradición de este tipo, y hablo del rock peruano, tú puedes hoy tener una actitud, no sufrir de complejos de inferioridad. Es importante saber que vienes de una tradición, aunque sea para transgredirla. Lo terrible es que no haya una tradición, y es esto lo que ha pasado en el Perú con el rock, y pasa con muchas otras cosas más.

Publicado el 27/12/2009 en La República