viernes, 30 de diciembre de 2011
El Polen inmortal
Por Antonio Muñoz Monge
Los inicios
En octubre de 1969 nace El Polen. Lo integran Raúl Pereira, que toca por igual guitarra y quena, además de escribir canciones, Juan Luís Pereira: primera guitarra, charango, arpa; Fernando Silva: violín; Ernesto Pinto: percusión; Juan Sebastián Montesinos: Chelo. Se han sumado voluntades, pareceres alrededor de una búsqueda de identidad, de ser peruanos. Viven juntos gran parte del tiempo, el gran tema que los acompaña es el Perú. Viajan “tirando dedo” al Cusco. La legendaria ciudad los llama, los atrae. Tocan en el mercado, en los puestos de jugo, las dueñas les invitan sendos vasos. Caminan por la ciudad tocando con sus cuerpos y sus pensamientos la cultura andina. Se van por las calles, por los muros de piedras milenarias, llegan a la cercana Sacsayhuamán y van descubriendo en los aires, en la lluvia, en los relámpagos y truenos, en las voces de las mujeres y los hombres un ritmo musical, familiar pero escondido. Viven un buen tiempo en la hermosa quinta de la familia Llamellini. El cielo estrellado de las noches cusqueñas van acompasando sus canciones, el deseo de decir algo, de encontrar la comunión musical:
Hermosa niña serrana /Que vives sobre la montaña / Mañana yo estaré contigo /Porque tu altura me llama. / El sol también estará conmigo / El sol también estará contigo / La luna entrará por tu ventana / Sumac huarmi … sumac huarmi…/ Un manto de estrellas de plata / Nos abrigará del frío / Hermosa niña serrana / En juegos cósmicos mimada /Mañana yo estaré contigo (Raúl y Juan Luís Pereira).
El nombre Polen fue elegido porque es lo que genera vida, prolongación de la existencia, comunicación del aliento, de la fuerza y de la semilla. El Polen fue y es antisistema en el más completo sentido de la palabra y esa es una de las razones que generó un rock de una manera totalmente diferente y abrazando nuestras raíces. Todo el tiempo se vivió, se comió y por así decirlo se bebió MÚSICA, día y noche. Esa es el alma del Polen, todo lo demás siempre pasó a segundo plano. Sabíamos que había un mercado, pero pensar en eso era como pensar en Marte, nos dice memorioso y enfático Ernesto “Mono” Pinto, el sonidista del grupo.
El Cine
En 1971, de regreso a Lima, de una fructífera permanencia en el Cusco, dan su primer concierto en el colegio Santa Úrsula, todo un acontecimiento. Comprenden y sienten que están encontrando el camino, el camino de los encuentros que no es solo un instante sino la permanente insistencia de seguir con lo que se hace. Participan en el famoso Festival de Agua Dulce, donde sin haber obtenido ningún premio del jurado, son los grandes triunfadores de un público que los aclama. Comparten el escenario del mar con Los Compadres de Cuba, con Alfredo Zitarrosa de Uruguay, con Soledad Bravo de Venezuela, con Víctor Heredia de Argentina. El legendario huayno Valicha, con un arreglo especial de El Polen es la carta de presentación en sus recitales.
El Polen concursaba en la categoría de canción y eran los favoritos. Sin embargo, días antes les habían advertido que cambiarán la letra de su tema en competencia, porque era muy crítico al gobierno. No lo hicieron. Fueron ovacionados pero perdieron. Al día siguiente el diario Expreso los declaró vencedores morales.
Hacen la Música de la película “El Cholo”, sobre la vida del extraordinario futbolista Hugo Sotil y la decisión de no tener un empresario ni seguir los contratos por el dinero, les abre un espacio que los lleva a varios escenarios del país donde son aclamados.
Encuentro de ritmos
El sonido que surgió con Polen era muy distinto al rock que Raúl practicaba años antes con Los Shain’s y con Los Drag’s. Tenía mucha más influencia hippie y bebía de ritmos autóctonos, creando uno de los más serios proyectos de fusión en el continente. Casi podríamos estar hablando del principio del rock latino que por diversas vías estalló comercialmente en los 90. Sin embargo, los temas no tenían estructura de canción y logró plasmar ese sonido soñado. Por ese entonces, en búsqueda de la autenticidad y de sus raíces (una de las grandes obsesiones de su generación) empezó a escuchar folklore andino. Al poco tiempo su hermano y otros amigos se unieron a los ensayos en su casa de Miraflores. Recordando el parque donde tuvo su primera revelación musical, Juan Luis bautizó el grupo con el nombre “El Polen”. Inicialmente, además de los hermanos Pereyra en las guitarras y voces principales, la banda estuvo conformada por Fernando Silva y Ernesto Pinto.
Debutaron a principios de 1970 en el Pub Zanzíbar –quizás el primero de su estilo en Lima- situado entre las calles Colón y 28 de julio, en el distrito de Miraflores.
El público habitual eran básicamente hippies, intelectuales, artistas y extranjeros de paso por Lima. Pronto, El Polen se convirtió en la banda de la casa. Empezaron entonces a conocer a gente enrollada, comprometiéndose aún más en una opción de vida romántica, personal y fuera del sistema.
En otras palabras, eran hippies de verdad, la primera tribu urbana nacida de la tradición contracultural que realmente llevó a varios individuos a romper con el sistema. Eran un fenómeno sociológico con un sustrato cultural fuertísimo, no sólo grupos de intelectuales díscolos como los románticos ingleses, los dadaístas, o los beatniks.
En el Zanzíbar conocen a Antonio Esteban, gran guitarrista español, que después formó y fue la cabeza de La Banda Celeste, grupo con que El Polen actuó en el Festival de Agua Dulce con la canción Hijos del Sol.
La primera vez que salen de Perú fue por una invitación al Festival de Música y Artesanía “Los Caminos que se Abren”, en la Quinta Vergara de Viña del Mar, un 24 de febrero de 1971, evento en el que participan músicos y artesanos de todo LatinoAmérica. Raúl Pereira marcó un hito de amor y cariño con los hermanos Chilenos, la admiración por él fue muy grande, por su sencillez, por su carisma, por su generosidad y por su talento y fuerza como músico. Ha dejado huella
En julio de 1970 no sólo Juan Luis Pereyra, sino la banda entera, con muy poco dinero en los bolsillos, hizo su primer viaje al Cusco, a tiempo para llegar a las celebraciones del Inti Raymy. Meses atrás Dennis Hopper y su equipo de cineastas gringos habían depredado la comunidad de Chinchero. Se recuerda particularmente una borrachera nocturna del director en la que destruyó un ídolo tradicional.
Los músicos de El Polen alquilaron habitaciones y se pusieron a vivir en comunidad. Viajaron por zonas milenarias con ruinas incas fundidas en el paisaje como Machu Picchu, el Urubamba, Písac y el Valle Sagrado. La ciudad de Cusco tenía un buen ambiente, centro magnético que atraía hippies y viajeros de todo el mundo, era verdaderamente una zona alternativa para tanta gente que viajó por el mundo en aquella época, buscando la revelación, vagabundos del drama sumergidos en el camino. Compraron quenas e instrumentos tradicionales andinos y se presentaron en bares y auditorios. En total estuvieron tres meses y maduraron su repertorio.
Barranco de los suspiros
De regreso a Lima alquilaron una casa en las afueras de la ciudad y se fueron a vivir en comunidad. Al poco tiempo, la banda se mudó a una casa bajo el Puente de Los Suspiros, en Barranco, que se convirtió en un centro de reunión de gente interesada en la Música. La comunidad fue un laboratorio de experimentación sonora. Una de las personas, que paraba por ahí, era la cantante Susana Baca, que ya en los años 90 se convirtió en la cantante peruana más conocida internacionalmente.
A fines de 1970 la banda tuvo su primera actuación importante en la Universidad de Lima –fundada poco tiempo atrás- con un cartel que reunió a lo más graneado de la escena peruana. El Polen fue la sensación. Nadie había llevado antes tan lejos el concepto de rock y fusión andina. Uno de los espectadores se convirtió en un fanático suyo. Peter Koechlin no era sólo un oyente más, era un empresario que estaba a punto de traer a Santana al Perú. Ese mismo día les pidió que actuaran como teloneros en el concierto que la banda de San Francisco iba a dar en el estadio de la universidad de San Marcos.
Sin embargo, al poco tiempo surgió una oportunidad que no desperdiciaron. Nilo, el hermano mayor de Juan Luis y Raúl, trabajaba habitualmente en rodajes de cine. El director argentino Bernardo Batievski estaba filmando la película “El Cholo”, inspirada en la vida del futbolista Hugo Sotil y protagonizada por él mismo.
Bernardo Batievski, el director de la película, le dijo a Nilo Pereyra que no tenía banda sonora para el filme, y le pidió que le recomendara algún grupo. Obviamente, Nilo le mencionó a El Polen. La banda entera hizo una audición frente a Bernardo Batievski, que inmediatamente les hizo un contrato. No les pidió ningún tema nuevo, sólo una versión del tema tradicional “Cholito pantalón blanco”. El resto de la banda sonora de la película está constituido por el repertorio habitual del grupo hasta ese momento.
El disco fue un éxito, y la canción Valicha se convirtió en número uno en las radios. En el caso particular de Radio Miraflores, por ejemplo, llegó a superar una canción de The Doobie Brothers en el hit de la semana.
Publicado el 23 de mayo del 2010 en La Primera
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