Por Tomás Unger
Hace unos días un amigo me preguntó sobre la historia de los
músicos miraflorinos y si recordaba el grupo de muchachos que tocaba jazz en el
Terrazas en los años 40. Lo recuerdo bien, su nombre era "The
Wildcats" y para quien quiera recordar la época swing reproduzco acá una
crónica de cuando mi memoria estaba más fresca.
Ahora que estamos en plena era de la música electrónica, hay una serie de conjuntos musicales que, con un par de guitarras eléctricas, un órgano y una batería, asistidos por media tonelada de equipo y un kilómetro de alambre, llenan de ruido un estadio. Esto ha desplazado en gran parte a la orquesta, y ha hecho posible que un pequeño grupo –a veces con más pelo que talento– y con varios cientos de watts “de salida” tenga gran estatus. Cuando comenté este fenómeno con uno de mis hijos, me preguntó cómo era en mis tiempos. Me acordé de los “Wildcats”.
En plena época de la guerra, cuando estaban haciendo furor
las orquestas de Glenn Miller y Tommy Dorsey, un grupo de muchachos formó una
orquesta de Jazz (hoy se diría swing) en Miraflores. Era una
verdadera orquesta, con dos trombones, tres trompetas, saxos, piano, batería y
hasta guitarra. En esa época, los integrantes nos parecían viejos, pues
nosotros estábamos recién en primero o segundo de media, y ellos ya habían
terminado o estaban por terminar el colegio. Algunos del barrio íbamos a los
ensayos, que llamábamos “entrenamientos”, y que se llevaban a cabo en el Club
Terrazas.
La orquesta se apoyaba en tres pilares, Pepe Morelli al
piano, que luego tocó en la TV y
que ya entonces era otro lote, Lalo López, alias “Akim Tamiroff” (en recuerdo
del actor que hacía del malvado Barón Colonna en “Los Hermanos Corsos”) en la
batería; y un muchacho Henriot en la trompeta. Los tres tenían calidad profesional
y mucho gusto para tocar. A distancia los seguía Billy Cook en saxofón. El
segundo saxo era Chachi Dibós, y los que soplaban trompetas detrás de Henriot
eran los dos motociclistas: Cucufato Orezzoli y Lucho Bianchi, que tenía una
hermosa trompeta “New Era” de plata (al menos eso decía el Topo Buckley, y
juraba que era igual a la de Harry James).
El Topo Buckley tocaba guitarra, pero desgraciadamente nadie
lo oía, porque en esa época no había guitarras eléctricas (sino sus
precursoras, las “Hawaianas”). Tocaba muy bien, y tenía un excelenteoído
musical, pero no había llegado aún la época de su instrumento. Los trombones
eran Salazar y Raúl Rebagliatti. Me parece recordar que en cierta ocasión Sammy
Dávila incursionó con un acordeón, que encajaba en una orquesta de swing como un
jockey en un equipo de básket.
En una ocasión, durante una fiesta en el Terrazas, en la que
tocaba la famosa orquesta “Lecuona Cuban Boys” de Armando Oréfice, que nosotros
oíamos sentados en el muro, a alguien se le ocurrió que tocaran los “Wildcats”. Todos
aplaudieron y, después de tomarse un pisco para los nervios en el bar del Gordo
Castillo, nuestros músicos se lanzaron al ruedo. Nos pareció que tocaron
extraordinariamente bien, y los de la Lecuona los aplaudieron
–nunca sabremos si por admiración o por gratitud por el descanso.
No sé en qué terminó la orquesta, porque cuando volví de Oregon, dela Universidad , ya no
existía. Un detalle curioso: entre los Wildcats había cuatro motociclistas.
Hasta hoy, cada vez que oigo "Pensylvania 65000" o "Collar de
Perlas", me acuerdo de los "Wildcats".
No sé en qué terminó la orquesta, porque cuando volví de Oregon, de
1 comentario:
Que interesante historia. Entre los musicos mencionados esta Billy Cook. Me pregunto si no es el mismo senor que en los anios 1970s se pasaba horas en la esquina de Diagonal con Schell.
Publicar un comentario