El encuentro
entre el rock y la música peruana
Por Fernando Pinzas (Diario La Primera)
Antes de hablar
de la fusión del rock con la música autóctona peruana es necesario recordar que
toda música es un proceso de fusión permanente. ¿Qué mejor ejemplo que el mismo
rock, género donde convergen el blues, el country, el rythm and blues, el hillbilly?
¿Y no es fusión también la música andina, con sus instrumentos de cuerda y
vientos traídos por los españoles? Teniendo en cuenta esto podemos continuar
con este rápido repaso.
Un primer
antecedente de rock mestizo lo podemos encontrar en el primer álbum del rock
peruano. Se trata de Los Incas Modernos del Callao y su “Carnavalito”, versión
en surf rock del tradicional tema andino “El humahuaqueño” (que algunos
aseguran que es típico de Jujuy, Argentina) aparecida en el álbum homónimo de
1963. Para Arturo Vigil, incansable investigador de los primeros años
del rock nacional, la tradición del rock mestizo comienza con grupos de
provincia como Los Datsuns de Huancayo, Los Siderals de Ayacucho y Los
Espectros de Cusco.
Los Siderals
editaron en 1967 un longplay homónimo a través de Iempsa caracterizado por su
eclecticismo. “Ustedes encontrarán lo que todavía no se atrevió a hacer ningún
otro conjunto. Canciones peruanas típicamente vernaculares como ‘Vírgenes del
Sol’, ‘Amor indio’ y otras llevadas al disco al ritmo moderno sin quitarles en
lo más mínimo su expresión musical que es lo que los amerita” decía el texto
interior del vinilo. Los rockeros ayacuchanos pueden ser considerados también
pioneros de la cumbia andina con los instrumentales “Rimski”, “La Avispa ” y “Acuarela de
río”, aparecidos también en este disco. Los Siderals además son la primera
banda de rock and roll en hacer una versión de “El cóndor pasa” de Daniel
Alomía Robles, antes de que Paul Simon y Art Garfunkel la grabara, ignorando su
verdadera autoría.
Pero el inicio
del mestizaje en el rock se da con la legendaria banda El Polen, liderada por
los hermanos Raúl y Juan Luis Pereyra, todo un hito en la música peruana
moderna.
Los hermanos
Pereyra, nietos del pintor Raúl María Pereyra, habían crecido en un ambiente
bohemio e intelectual, ajeno a los prejuicios sociales y raciales tan comunes
en su época. Todavía en el colegio, comienzan en el rock and roll con Los
Shains, la banda de Pico Ego Aguirre y Gerardo Manuel, cuyo repertorio estaba
hecho mayormente de versiones de bandas estadounidenses e inglesas. Luego
forman Los Drags, junto a Jean Pierre Magnet. Sin embargo, los cambios
que atravesaba el mundo a fines de los años 60 los motivaron a buscar una ruta
musical más autóctona.
“Dejé de tocar
mucho tiempo porque me aburrió la onda de los covers. Me desencanté y pasé
mucho tiempo sin guitarra eléctrica y solo agarraba la criolla. Empecé a tocar
valses y rock acústico. Era un momento de cambios en los 60s, hubo una
revolución que movía a todo el mundo y también sentí una necesidad de ser
original. Tome conciencia de qué es la autenticidad, ser peruano y de nuestras
raíces, que era bien ricas. Y no veía el motivo por el cual nosotros no
mirábamos hacia dentro. Eso también con cierta consciencia política, como que
despertamos un poco”, nos cuenta Juan Luis Pereyra, desde la misma casa
Miraflores donde nació El Polen con su hermano Raúl, lamentablemente fallecido
el año 2010.
Influidos por la
música andina, el rock sicodélico, la poesía de Juan Gonzalo Rose y de Carlos
Oquendo de Amat y lo que Juan Luis llama “experiencias psicomísticas”, El Polen
hizo su debut en el verano de 1970 en pub miraflorino llamado Zanzíbar.
Pero el episodio
definitivo en su aprendizaje de la música andina se dio cuando viajaron,
tirando dedo, al Cusco. Ahí tocaron en plazas y calles a cambio de alimentos y
aprendieron a ejecutar el arpa, la quena y el charango, instrumentos que
trajeron a Lima. El sonido del grupo se complementaba con el chelo de Juan
Sebastián Montesinos y el violín de Fernando Silva.
Gracias a su
hermano Nilo Pereyra, la banda fue contratada por el productor Bernardo
Batievski para incluir su música como banda sonora de la película “Cholo”,
inspirada en la vida del exitoso futbolista Hugo Sotil. Los músicos le pidieron
al productor un espacio para ensayar tranquilamente y así se pudieron instalar
en una casa en la Bajada
de los Baños que terminó convirtiéndose en una comunidad, a donde iban hippies
y músicos de todas partes. Por ahí también pasó Susana Baca, quien se hizo muy
amiga de ellos y que incluso grabó canciones con Juan Luis Pereyra. En esas
circunstancias El Polen graba su primer disco que incluye versiones del himno
cusqueño “Valicha” y “Cholito pantalón blanco”, y temas propios como “La Flor ”, épica pieza de 11
minutos, con un canto en quechua. Al año siguiente graban “Fuera de la ciudad”,
otra obra maestra de la música contemporánea local.
El Polen fue la
primera banda contracultural del Perú. Su modo de vida estaba opuesto al
sistema e identificado con el hippiesmo. En La Cantuta se refugiaron en
una casa junto con otras personas con similares inquietudes, una suerte de
comunidad hippie en las afueras de la ciudad.
“Nos dimos cuenta
que la mejor manera para hacer una obra en grupo era conviviendo. Conviviendo
podríamos llegar a tener una compenetración musical mucho más potente”, cuenta
Juan Luis.
El Polen
protagonizó en los años 70 una de las historias más fascinantes en la historia
del rock peruano. Basta decir que estaban programados para abrir el frustrado
concierto de Santana en 1971. El propio Carlos Santana les regaló dos guitarras
para ese concierto, de las cuales Juan Luis conserva una. Luego iniciarían un
libérrimo recorrido por el mundo. Uno de los hippies que cayó por la casa de La Cantuta ahí se llevó el
disco “Cholo” a Chile y se lo mostró a Los Jaivas, quienes por esos años ya
fusionaban el rock con la música andina.
El grupo recibe
la invitación para viajar y se presentan junto a sus pares chilenos en la Quinta Vergara. Eran
los años de la Unidad
Popular y la actividad cultural era sumamente intensa. A su
regreso, Susana Baca los convoca para una delegación de artistas peruanos
invitados por el gobierno alemán para un festival. Tras su presentación en
Alemania, el grupo sigue su rumbo y recorre Europa durante seis meses, sin más
pertenencias que sus instrumentos y su música. En el recorrido, llegan a ver en
vivo a los Rolling Stones, Donovan y Procol Harum, tocan en un barco en el
Danubio y caen en el atelier del pintor cusqueño Alberto Quintanilla en París.
El proceso de El
Polen fue la búsqueda musical y espiritual de un grupo de jóvenes músicos
limeños criados en el rock and roll, identificados con el hippiesmo y que
miraron hacia las raíces musicales de su país. En ese sentido su viaje a Cusco
fue trascendental para aprender más de la música andina y de sus instrumentos.
Al mismo tiempo,
en la misma Ciudad Imperial, Héctor Garay del grupo El Trébol iniciaría un
proceso inverso, por llamarlo así. De una ciudad con dificultades para hacer
rock and roll, este joven músico viajó a Argentina para conocer la gran escena
que vivía ese país. Viajó guitarra en mano y tirando dedo, tal como lo hicieran
los Pereyra. Se podría decir que mientras que El Polen estaba formado por
rockeros que aprendieron a tocar música andina, el caso de El Trébol es de
músicos andinos que aprendieron a tocar rock.
Años antes, en
1966, Héctor y sus hermanos, todavía en el colegio formaron el grupo Los
Espectros, pioneros del rock cusqueño. La banda se hizo muy popular en las
llamadas “fogatas bailables”, fiestas organizadas por los colegios de Cusco
para recaudar fondos para su viaje de promoción. El verano del 67 pasaron sus
vacaciones escolares en Lima para grabar su primer disco, bajo el sello Iempsa
que además de temas de enérgico rock and roll, incluía versiones de las famosas
melodías “Ollantay” del cusqueño Leandro Alviña Miranda y “Cuando el indio
llora” de Carlos A. Saco.
“Lo primero que
tu aprendes en el Cusco si agarras una mandolina, un charango o una guitarra es
a tocar ‘Vírgenes del Sol’, explica Héctor, demostrando que los mejores
ejemplos de fusión se dan de manera espontánea. Pero volvamos a 1972. Héctor
regresa de Argentina con un gran lote de discos de Pescado Rabioso, Litto Nebia
y Arco Iris y les propone a sus hermanos seguir ese camino. Así comienza una
nueva aventura denominada El Trébol, primer grupo rockero que grabó canciones
en quechua.
Estas son su
sicodélica versión de “El Cóndor Pasa” y la composición propia “El viento
pregunta por ti”, ambas incluidas en su primer disco titulado “Buscándote”,
editado por El Virrey, a iniciativa de Gerardo Manuel.
“El motivo
principal era que, para nosotros que no dominábamos el inglés, era más fácil
cantar en nuestro idioma quechua. Yo domino el quechua porque he vivido allá y
lo he estudiado. El inglés he tratado de masticarlo pero siempre se me hizo
difícil”, recuerda.
Al año siguiente
lanzarían el disco “Mujer viajera”, siguiendo el mismo estilo que bebió el
líder del grupo en su iniciático viaje a Argentina. Su sonido mezclaba la
balada con el rock sicodélico y usaba efectos como el fuzztone y el wah wah.
Cuarenta años
después estas joyas del rock cusqueño esperan ser reeditadas en formatos más
modernos para las nuevas generaciones.
1 comentario:
les recomiendo que escuchen la banda rockwell road son los mejores se los recomiendo https://www.youtube.com/watch?v=7bsrnc7jf1Y
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