viernes, 30 de diciembre de 2011
El Polen
Por KR Music
El Polen, banda liderada por los hermanos Raúl y Juan Luis Pereira, es la banda pionera del rock fusión en América Latina, con reminiscencias a música andina y folclore peruano mezclados con espacios mántricos de sonido oriental y rockero. Miembros fundadores de Los Shain’s en 1964, junto a Gerardo Manuel, la adolescencia de los hermanos Pereira se situó entre guitarras eléctricas de melodías garajeras (por esos años fueron parte de Los Drag’s y de Los Sunset’s) y creativas exploraciones sonoras de corte espiritual, influenciándose por bandas raras para la época, como The Incredible String Band y T-Rex. Para 1969, Juan Luis Pereira era uno de los músicos y guitarristas más finos de la ciudad, mientras que Raúl mantenía ese espíritu explosivo y contestatario que tan bien se fusionaba con el talento de su hermano. Ambos, además, mostraban un profundo respeto y admiración por la música popular de nuestro país. Una música nueva nacía desde sus corazones y se nutría de las influencias orquestales vanguardistas de compositores como Cage, Schonberg o Stockhausen, y del free rock, la psicodelia y el folk: El Polen empezó así a germinar su semilla. Gracias a una búsqueda de autenticidad, el folclore andino se les enraizó fuerte y la banda empezó a ensayar en la casa de los Pereira en Miraflores, con Fernando Silva, Ernesto Pinto, Beto Martínez, Alex Abad y Sebastián Montesinos, debutando en el Pub Zanzíbar. Corría 1970 y El Polen era la banda de los artistas, intelectuales, hippies y extranjeros que pasaban por la ciudad. Eran los más comprometidos y anti sistema de la movida rockera de ese entonces. Ese año viajan a Cusco y se quedan viviendo en comunidad, incorporando instrumentos andinos a su música. Ese año fueron elegidos para telonear a Santana, que no fue permitido de aterrizar en el Perú por el presidente Velasco Alvarado, y los Polen terminaron en la cárcel por posesión de marihuana. Nunca conocieron a Santana pero éste les regaló dos guitarras. Luego, pusieron su música para la película “El Cholo”, inspirada en la vida del futbolista Hugo Sotil y protagonizada por él mismo. Luego entró el baterista Freddy “El Puro” Fuentes, con quien pudieron despegar aún más su música. Conocen a Los Jaivas, banda chilena que cultivaba un concepto de fusión relativamente similar (además de los argentinos Arco Iris, con Gustavo Santaolalla), con quienes se fueron de gira a Chile. Luego de editar su segundo disco, “Fuera de la ciudad”, el cual los lleva a Cuba y a Berlín, Alemania, además de otros países europeos, el colectivo artístico regresa al Perú para seguir en lo suyo, a pesar del poco reconocimiento que el país le otorga. Pero ellos estaban bien y eran concientes de que El Polen había marcado un hito en el rock de los setenta. La pasada década El Polen se juntó en un memorable concierto y, luego de 10 años, se juntaron de nuevo para ayudar a la rehabilitación de Raúl Pereira, víctima de un derrame cerebral. El pasado 18 de mayo, Raúl falleció y con él se fueron los sonidos únicos de El Polen. Sonidos que, sin embargo, seguirán perdurando en nuestro interior por siempre.
Año de fundación: 1969
Integrantes: Raul Pereira (voz, guitarra), Juan Luis Pereira (guitarra), Ernesto Pinto (percusión), Carlos "Beto" Martinez (mandolina), Juan Sebastián Montesinos (chelo), Fernando Silva (violín).
Estilo: Rock Fusión
Publicado en el blog KR Music
El Polen inmortal
Por Antonio Muñoz Monge
Los inicios
En octubre de 1969 nace El Polen. Lo integran Raúl Pereira, que toca por igual guitarra y quena, además de escribir canciones, Juan Luís Pereira: primera guitarra, charango, arpa; Fernando Silva: violín; Ernesto Pinto: percusión; Juan Sebastián Montesinos: Chelo. Se han sumado voluntades, pareceres alrededor de una búsqueda de identidad, de ser peruanos. Viven juntos gran parte del tiempo, el gran tema que los acompaña es el Perú. Viajan “tirando dedo” al Cusco. La legendaria ciudad los llama, los atrae. Tocan en el mercado, en los puestos de jugo, las dueñas les invitan sendos vasos. Caminan por la ciudad tocando con sus cuerpos y sus pensamientos la cultura andina. Se van por las calles, por los muros de piedras milenarias, llegan a la cercana Sacsayhuamán y van descubriendo en los aires, en la lluvia, en los relámpagos y truenos, en las voces de las mujeres y los hombres un ritmo musical, familiar pero escondido. Viven un buen tiempo en la hermosa quinta de la familia Llamellini. El cielo estrellado de las noches cusqueñas van acompasando sus canciones, el deseo de decir algo, de encontrar la comunión musical:
Hermosa niña serrana /Que vives sobre la montaña / Mañana yo estaré contigo /Porque tu altura me llama. / El sol también estará conmigo / El sol también estará contigo / La luna entrará por tu ventana / Sumac huarmi … sumac huarmi…/ Un manto de estrellas de plata / Nos abrigará del frío / Hermosa niña serrana / En juegos cósmicos mimada /Mañana yo estaré contigo (Raúl y Juan Luís Pereira).
El nombre Polen fue elegido porque es lo que genera vida, prolongación de la existencia, comunicación del aliento, de la fuerza y de la semilla. El Polen fue y es antisistema en el más completo sentido de la palabra y esa es una de las razones que generó un rock de una manera totalmente diferente y abrazando nuestras raíces. Todo el tiempo se vivió, se comió y por así decirlo se bebió MÚSICA, día y noche. Esa es el alma del Polen, todo lo demás siempre pasó a segundo plano. Sabíamos que había un mercado, pero pensar en eso era como pensar en Marte, nos dice memorioso y enfático Ernesto “Mono” Pinto, el sonidista del grupo.
El Cine
En 1971, de regreso a Lima, de una fructífera permanencia en el Cusco, dan su primer concierto en el colegio Santa Úrsula, todo un acontecimiento. Comprenden y sienten que están encontrando el camino, el camino de los encuentros que no es solo un instante sino la permanente insistencia de seguir con lo que se hace. Participan en el famoso Festival de Agua Dulce, donde sin haber obtenido ningún premio del jurado, son los grandes triunfadores de un público que los aclama. Comparten el escenario del mar con Los Compadres de Cuba, con Alfredo Zitarrosa de Uruguay, con Soledad Bravo de Venezuela, con Víctor Heredia de Argentina. El legendario huayno Valicha, con un arreglo especial de El Polen es la carta de presentación en sus recitales.
El Polen concursaba en la categoría de canción y eran los favoritos. Sin embargo, días antes les habían advertido que cambiarán la letra de su tema en competencia, porque era muy crítico al gobierno. No lo hicieron. Fueron ovacionados pero perdieron. Al día siguiente el diario Expreso los declaró vencedores morales.
Hacen la Música de la película “El Cholo”, sobre la vida del extraordinario futbolista Hugo Sotil y la decisión de no tener un empresario ni seguir los contratos por el dinero, les abre un espacio que los lleva a varios escenarios del país donde son aclamados.
Encuentro de ritmos
El sonido que surgió con Polen era muy distinto al rock que Raúl practicaba años antes con Los Shain’s y con Los Drag’s. Tenía mucha más influencia hippie y bebía de ritmos autóctonos, creando uno de los más serios proyectos de fusión en el continente. Casi podríamos estar hablando del principio del rock latino que por diversas vías estalló comercialmente en los 90. Sin embargo, los temas no tenían estructura de canción y logró plasmar ese sonido soñado. Por ese entonces, en búsqueda de la autenticidad y de sus raíces (una de las grandes obsesiones de su generación) empezó a escuchar folklore andino. Al poco tiempo su hermano y otros amigos se unieron a los ensayos en su casa de Miraflores. Recordando el parque donde tuvo su primera revelación musical, Juan Luis bautizó el grupo con el nombre “El Polen”. Inicialmente, además de los hermanos Pereyra en las guitarras y voces principales, la banda estuvo conformada por Fernando Silva y Ernesto Pinto.
Debutaron a principios de 1970 en el Pub Zanzíbar –quizás el primero de su estilo en Lima- situado entre las calles Colón y 28 de julio, en el distrito de Miraflores.
El público habitual eran básicamente hippies, intelectuales, artistas y extranjeros de paso por Lima. Pronto, El Polen se convirtió en la banda de la casa. Empezaron entonces a conocer a gente enrollada, comprometiéndose aún más en una opción de vida romántica, personal y fuera del sistema.
En otras palabras, eran hippies de verdad, la primera tribu urbana nacida de la tradición contracultural que realmente llevó a varios individuos a romper con el sistema. Eran un fenómeno sociológico con un sustrato cultural fuertísimo, no sólo grupos de intelectuales díscolos como los románticos ingleses, los dadaístas, o los beatniks.
En el Zanzíbar conocen a Antonio Esteban, gran guitarrista español, que después formó y fue la cabeza de La Banda Celeste, grupo con que El Polen actuó en el Festival de Agua Dulce con la canción Hijos del Sol.
La primera vez que salen de Perú fue por una invitación al Festival de Música y Artesanía “Los Caminos que se Abren”, en la Quinta Vergara de Viña del Mar, un 24 de febrero de 1971, evento en el que participan músicos y artesanos de todo LatinoAmérica. Raúl Pereira marcó un hito de amor y cariño con los hermanos Chilenos, la admiración por él fue muy grande, por su sencillez, por su carisma, por su generosidad y por su talento y fuerza como músico. Ha dejado huella
En julio de 1970 no sólo Juan Luis Pereyra, sino la banda entera, con muy poco dinero en los bolsillos, hizo su primer viaje al Cusco, a tiempo para llegar a las celebraciones del Inti Raymy. Meses atrás Dennis Hopper y su equipo de cineastas gringos habían depredado la comunidad de Chinchero. Se recuerda particularmente una borrachera nocturna del director en la que destruyó un ídolo tradicional.
Los músicos de El Polen alquilaron habitaciones y se pusieron a vivir en comunidad. Viajaron por zonas milenarias con ruinas incas fundidas en el paisaje como Machu Picchu, el Urubamba, Písac y el Valle Sagrado. La ciudad de Cusco tenía un buen ambiente, centro magnético que atraía hippies y viajeros de todo el mundo, era verdaderamente una zona alternativa para tanta gente que viajó por el mundo en aquella época, buscando la revelación, vagabundos del drama sumergidos en el camino. Compraron quenas e instrumentos tradicionales andinos y se presentaron en bares y auditorios. En total estuvieron tres meses y maduraron su repertorio.
Barranco de los suspiros
De regreso a Lima alquilaron una casa en las afueras de la ciudad y se fueron a vivir en comunidad. Al poco tiempo, la banda se mudó a una casa bajo el Puente de Los Suspiros, en Barranco, que se convirtió en un centro de reunión de gente interesada en la Música. La comunidad fue un laboratorio de experimentación sonora. Una de las personas, que paraba por ahí, era la cantante Susana Baca, que ya en los años 90 se convirtió en la cantante peruana más conocida internacionalmente.
A fines de 1970 la banda tuvo su primera actuación importante en la Universidad de Lima –fundada poco tiempo atrás- con un cartel que reunió a lo más graneado de la escena peruana. El Polen fue la sensación. Nadie había llevado antes tan lejos el concepto de rock y fusión andina. Uno de los espectadores se convirtió en un fanático suyo. Peter Koechlin no era sólo un oyente más, era un empresario que estaba a punto de traer a Santana al Perú. Ese mismo día les pidió que actuaran como teloneros en el concierto que la banda de San Francisco iba a dar en el estadio de la universidad de San Marcos.
Sin embargo, al poco tiempo surgió una oportunidad que no desperdiciaron. Nilo, el hermano mayor de Juan Luis y Raúl, trabajaba habitualmente en rodajes de cine. El director argentino Bernardo Batievski estaba filmando la película “El Cholo”, inspirada en la vida del futbolista Hugo Sotil y protagonizada por él mismo.
Bernardo Batievski, el director de la película, le dijo a Nilo Pereyra que no tenía banda sonora para el filme, y le pidió que le recomendara algún grupo. Obviamente, Nilo le mencionó a El Polen. La banda entera hizo una audición frente a Bernardo Batievski, que inmediatamente les hizo un contrato. No les pidió ningún tema nuevo, sólo una versión del tema tradicional “Cholito pantalón blanco”. El resto de la banda sonora de la película está constituido por el repertorio habitual del grupo hasta ese momento.
El disco fue un éxito, y la canción Valicha se convirtió en número uno en las radios. En el caso particular de Radio Miraflores, por ejemplo, llegó a superar una canción de The Doobie Brothers en el hit de la semana.
Publicado el 23 de mayo del 2010 en La Primera
miércoles, 28 de diciembre de 2011
Los Doltons
Por Wikipedia
Los Doltons son un grupo de rock formado en 1965 en Breña, Lima. Walter Bolarte, Roberto Andía y Javier Román fueron los fundadores de esta banda que inicialmente tocaba en fiestas particulares. En 1966 el grupo se pone a ensayar en los estudios de “El Show de Sergio” (programa del canal 2 conducido por Sergio Vergara). Es allí donde conocen a Gerardo Manuel y lo invitan a participar en su grupo. El nombre Los Doltons lo puso Gerardo Manuel; esto se debe a que en Ica (su tierra natal) tuvo su primer grupo llamado Los Doltons. Posteriormente Gerardo Manuel emigró a Los Shains y fue reemplazado por Cesar Ichikawa. Desde ese momento hubo una rivalidad amistosa entre Los Doltons y Los Shains. En el primer 45 rpm de Los Doltons se incluyó los temas “Visión de Otoño” y “Rey Tablista”, que tuvieron una gran acogida en el Perú. Gracias a este primer disco fueron artistas exclusivos en Panamericana Televisión. Cabe resaltar que su productor fue el músico argentino Enrique Lynch. Grabaron mas de siete Long Play y varios discos de 45 rpm, haciéndose conocidos en gran parte de Latinoamérica. En 1967 la revista Billboard los nombró como mejor agrupación latina de ese año. La banda se retiró en 1970 por mutuo acuerdo y a causa de sus estudios universitarios. Cesar Ichikawa parte a EEUU por motivos laborales. En 1975 deciden juntarse para grabar un LP. Esto se debe a que los discos de 33 rpm estaban siendo muy aclamadas por todos los admiradores del país, y es así que se acuerda en sacar un LP mas de Los Doltons. Fue muy dura la búsqueda de los integrantes, ya que Cesar estaba en EEUU, mientras que los otros ejercían sus profesiones. Este LP fue titulado “El Retorno de Los Doltons”, bajo la dirección y arreglos de Rulli Rendo. Este LP marcaría el final del conjunto original.
Miembros Fundadores
-Gerardo Manuel, César Ychikawa (Vocalista)
-Walter Bolarte Pineda (Primera Guitarra)
-Roberto Andía del Pozo (Segunda Guitarra)
-Javier Román Vidal (Bajo Electrónico)
-Fernando Bolarte Cerrate (Batería)
Discografía
-Los Doltons Vol I (Sono Radio 1966)
-Los Doltons Vol II (Sono Radio 1967)
-El Show de los Doltons (Sono Radio 1968)
-Al compás de los Doltons (Sono Radio 1968)
-De vacaciones con los Doltons (Sono Radio 1968)
-Los Doltons hasta siempre (Sono Estéreo 1969)
-El retorno de los Doltons (Sono Radio 1972)
sábado, 24 de diciembre de 2011
Ni Sex Pistols ni Ramones; el punk empezó en Perú y en español
Rolando Carpio, César Castrillón, Erwin Flores y Pancho Guevara: precursores del punk en Perú.
Lo dice el recientemente publicado Diccionario de punk y hardcore (España y Latinoamérica): La variante punk del rock no se inició en los años 1970 en Londres ni en Nueva York, sino en Perú, específicamente en el distrito limeño de Lince.
Por Julio García, BBC Mundo
Y se cantaba en español. Sus precursores eran cuatro chicos de 19 años que se hacían llamar Saicos. No Los Saicos, porque eso sonaba a grupo de la "nueva ola".
El nombre original del grupo era Sádicos, pero por autocensura le quitaron la d, con lo que además sonaba como el inglés Psycho, es decir psicótico. Al menos esa es una de las versiones que circulan.
Rebeldes sin causa
Pese a que su tema más popular, Demolición, parecería una manifestación de rebeldía juvenil también anticipada a su época (las grandes protestas estudiantiles en varios países fueron en 1968), no pretendía enviar ningún mensaje.
César 'Papi' Castrillón era el bajista de los Saicos. Hoy vive en Stafford, Virginia, a 60 millas de Washington DC. "Realmente éramos muy locos en esa época y las cosas las tomábamos muy en broma", dijo en entrevista con BBC Mundo
"Las canciones las hicimos con ese propósito, porque si escuchas Demolición, El entierro de los gatos o Cementerio, te das cuenta que nada es en serio. Queríamos expresarnos en español en la manera en que nosotros los peruanos sentíamos. Además había mucha paz en esa época", recuerda.
Papi integraba el grupo con el guitarrista Rolando Carpio, ya fallecido, el vocalista Erwin Flores y el baterista Francisco 'Pancho' Guevara. Los Saicos no eran los únicos, pero probablemente eran los más originales de su generación.
"Era cool que te vieran cantando en inglés. Todo el mundo cometió el error de comenzar a hacer covers (versiones de otras músicas), pero nosotros no nos dimos cuenta que no estábamos cometiendo ese error porque esa no era nuestra intención, simplemente queríamos mostrar lo que nosotros éramos y la única manera era diciendo las cosas cómicas que decimos en nuestras canciones".
¿Son o no son punks?
Pancho Guevara, el único de los Saicos que vive en Lima, está sorprendido con el resurgimiento del interés por su viejo grupo al llamarlos 'precursores del punk'.
"El punk es una onda medio rara y nosotros lo que hacíamos era rock and roll", afirmó Guevara en entrevista con BBC Mundo. "Si ahora dicen que éramos punk, lo asumimos. Es algo extraño, pero bienvenido. Pero cuando escucho a los Sex Pistols y otras bandas, ni les encuentro parecido con nuestra música".
Castrillón coincide: "Lo curioso es que nunca escuché a ningún punk y en los años 80, cuando fue a vivir a Estados Unidos, me dediqué exclusivamente a la familia. No me interesó el rock en especial, me interesa toda la música. Me gusta, por ejemplo, Andrea Bocelli, Caruso, Mario Lanza. El punk, si había canciones buenas las escuchaba y si no me gustaban no, pero no me asociaba con ellos".
En lo que sí se identifica Castrillón con los punks es que cuando empezaron a tocar no tenían mayor conocimiento de sus instrumentos, simplemente deseaban expresarse.
"Hay muchas bandas de punk que no tienen la menor idea de la música que están haciendo, pero disfrutan haciéndola. No había una técnica musical, simplemente teníamos esa alma de músicos".
¿Será que canciones como Demolición son subliminalmente subversivas, en vista de que no tenían intereses políticos? "Sí, por supuesto", responde Guevara.
"Todos tenemos algo que nos jode, que nos revienta y que nos da ganas de destrozar, de demoler. ¿No te ha pasado con alguna chica alguna vez? Es natural, imagínate, a los 18 años uno está con todos los caballos encima y desbocado además. Y si tienes la oportunidad de hacer rock and roll..."
Ante la insistencia en el tema punk, a Castrillón no le queda más remedio que admitir que, -al igual que los Sex Pistols en su tiempo, sí se considera punk porque no nunca sintió el amor "como los Beatles lo expresan".
"Me gustan pero no me identifico, prefiero una música más agresiva y una letra que también exprese el amor, pero de otra manera. El punk no es solamente hablar de cosas feas o en contra del amor, sino que está incluido de una manera más íntima, no tanto respeto en ese sentido, con el sexo".
El exbajista asegura que en Perú hay músicos mejores que ellos, pero quiere que el renovado interés en los Saicos sirva para apoyar a esos nuevos artistas.
"No es justo que un artista peruano esté ganando 200 soles (US$74), cuando Paul McCartney vende 45.000 entradas a US$800 cada una. Es demasiada la diferencia".
Renacimiento en España
Los Saicos tuvieron su edad de oro entre 1965 y 1966, incluso tenían un programa de televisión. Pero sólo lanzaron seis sencillos y nunca llegaron a grabar un álbum.
"Siempre tuvimos la intención de grabar el álbum", dijo Guevara. "Pero las canciones al ser propias requerían mucho tiempo de elaborar y hacer los arreglos. Nos tomó un año hacer esas canciones y después no teníamos tiempo con todos los compromisos y presentaciones".
Y con el tiempo, el grupo se acabó, con sus integrantes saturados de verse todos los días durante tres años. El vocalista incluso llegó a estudiar física en Washington y trabajó para la NASA.
Quién diría que en el Siglo XXI resurgiría el interés por este grupo efímero y relativamente oscuro de un país sudamericano que no es conocido por su producción de música rock.
"Fue un honor que después de 45 años nos reediten", afirma Guevara. "Pero la cosa comenzó cuando en España sacaron el LP en 1998 y ahí comenzó la onda de nuevo en Europa y nos trataban de ubicar hasta que lo consiguieron en 2006 y nos pidieron que hiciéramos un show".
Después de eso llegó el reconocimiento como precursores del punk y un documental que agotó las entradas en su estreno en Lima, Saicomanía, de Héctor Chávez.
Y todo porque otro peruano se fue a vivir a España en 1995 y se llevó un casete con la música de los Saicos, que hizo tocar durante una entrevista con la radio nacional de España.
¿Seguirán tocando los Saicos, esta especie de 'abuelitos del punk'?
"Los chicos de 20, 30 años conocen ahora nuestras canciones", señala Castrillón. "Hemos estado en España y la gente canta las canciones como si fueran propias. En México y Argentina pasó lo mismo, nos piden que toquemos en Inglaterra, en Estados Unidos, pero ya tenemos 66 años y nos puede dar artritis o un soplo al corazón".
Publicado el Sábado, 24 de diciembre de 2011 en BBC Mundo
Lo dice el recientemente publicado Diccionario de punk y hardcore (España y Latinoamérica): La variante punk del rock no se inició en los años 1970 en Londres ni en Nueva York, sino en Perú, específicamente en el distrito limeño de Lince.
Por Julio García, BBC Mundo
Y se cantaba en español. Sus precursores eran cuatro chicos de 19 años que se hacían llamar Saicos. No Los Saicos, porque eso sonaba a grupo de la "nueva ola".
El nombre original del grupo era Sádicos, pero por autocensura le quitaron la d, con lo que además sonaba como el inglés Psycho, es decir psicótico. Al menos esa es una de las versiones que circulan.
Rebeldes sin causa
Pese a que su tema más popular, Demolición, parecería una manifestación de rebeldía juvenil también anticipada a su época (las grandes protestas estudiantiles en varios países fueron en 1968), no pretendía enviar ningún mensaje.
César 'Papi' Castrillón era el bajista de los Saicos. Hoy vive en Stafford, Virginia, a 60 millas de Washington DC. "Realmente éramos muy locos en esa época y las cosas las tomábamos muy en broma", dijo en entrevista con BBC Mundo
"Las canciones las hicimos con ese propósito, porque si escuchas Demolición, El entierro de los gatos o Cementerio, te das cuenta que nada es en serio. Queríamos expresarnos en español en la manera en que nosotros los peruanos sentíamos. Además había mucha paz en esa época", recuerda.
Papi integraba el grupo con el guitarrista Rolando Carpio, ya fallecido, el vocalista Erwin Flores y el baterista Francisco 'Pancho' Guevara. Los Saicos no eran los únicos, pero probablemente eran los más originales de su generación.
"Era cool que te vieran cantando en inglés. Todo el mundo cometió el error de comenzar a hacer covers (versiones de otras músicas), pero nosotros no nos dimos cuenta que no estábamos cometiendo ese error porque esa no era nuestra intención, simplemente queríamos mostrar lo que nosotros éramos y la única manera era diciendo las cosas cómicas que decimos en nuestras canciones".
¿Son o no son punks?
Pancho Guevara, el único de los Saicos que vive en Lima, está sorprendido con el resurgimiento del interés por su viejo grupo al llamarlos 'precursores del punk'.
"El punk es una onda medio rara y nosotros lo que hacíamos era rock and roll", afirmó Guevara en entrevista con BBC Mundo. "Si ahora dicen que éramos punk, lo asumimos. Es algo extraño, pero bienvenido. Pero cuando escucho a los Sex Pistols y otras bandas, ni les encuentro parecido con nuestra música".
Castrillón coincide: "Lo curioso es que nunca escuché a ningún punk y en los años 80, cuando fue a vivir a Estados Unidos, me dediqué exclusivamente a la familia. No me interesó el rock en especial, me interesa toda la música. Me gusta, por ejemplo, Andrea Bocelli, Caruso, Mario Lanza. El punk, si había canciones buenas las escuchaba y si no me gustaban no, pero no me asociaba con ellos".
En lo que sí se identifica Castrillón con los punks es que cuando empezaron a tocar no tenían mayor conocimiento de sus instrumentos, simplemente deseaban expresarse.
"Hay muchas bandas de punk que no tienen la menor idea de la música que están haciendo, pero disfrutan haciéndola. No había una técnica musical, simplemente teníamos esa alma de músicos".
¿Será que canciones como Demolición son subliminalmente subversivas, en vista de que no tenían intereses políticos? "Sí, por supuesto", responde Guevara.
"Todos tenemos algo que nos jode, que nos revienta y que nos da ganas de destrozar, de demoler. ¿No te ha pasado con alguna chica alguna vez? Es natural, imagínate, a los 18 años uno está con todos los caballos encima y desbocado además. Y si tienes la oportunidad de hacer rock and roll..."
Ante la insistencia en el tema punk, a Castrillón no le queda más remedio que admitir que, -al igual que los Sex Pistols en su tiempo, sí se considera punk porque no nunca sintió el amor "como los Beatles lo expresan".
"Me gustan pero no me identifico, prefiero una música más agresiva y una letra que también exprese el amor, pero de otra manera. El punk no es solamente hablar de cosas feas o en contra del amor, sino que está incluido de una manera más íntima, no tanto respeto en ese sentido, con el sexo".
El exbajista asegura que en Perú hay músicos mejores que ellos, pero quiere que el renovado interés en los Saicos sirva para apoyar a esos nuevos artistas.
"No es justo que un artista peruano esté ganando 200 soles (US$74), cuando Paul McCartney vende 45.000 entradas a US$800 cada una. Es demasiada la diferencia".
Renacimiento en España
Los Saicos tuvieron su edad de oro entre 1965 y 1966, incluso tenían un programa de televisión. Pero sólo lanzaron seis sencillos y nunca llegaron a grabar un álbum.
"Siempre tuvimos la intención de grabar el álbum", dijo Guevara. "Pero las canciones al ser propias requerían mucho tiempo de elaborar y hacer los arreglos. Nos tomó un año hacer esas canciones y después no teníamos tiempo con todos los compromisos y presentaciones".
Y con el tiempo, el grupo se acabó, con sus integrantes saturados de verse todos los días durante tres años. El vocalista incluso llegó a estudiar física en Washington y trabajó para la NASA.
Quién diría que en el Siglo XXI resurgiría el interés por este grupo efímero y relativamente oscuro de un país sudamericano que no es conocido por su producción de música rock.
"Fue un honor que después de 45 años nos reediten", afirma Guevara. "Pero la cosa comenzó cuando en España sacaron el LP en 1998 y ahí comenzó la onda de nuevo en Europa y nos trataban de ubicar hasta que lo consiguieron en 2006 y nos pidieron que hiciéramos un show".
Después de eso llegó el reconocimiento como precursores del punk y un documental que agotó las entradas en su estreno en Lima, Saicomanía, de Héctor Chávez.
Y todo porque otro peruano se fue a vivir a España en 1995 y se llevó un casete con la música de los Saicos, que hizo tocar durante una entrevista con la radio nacional de España.
¿Seguirán tocando los Saicos, esta especie de 'abuelitos del punk'?
"Los chicos de 20, 30 años conocen ahora nuestras canciones", señala Castrillón. "Hemos estado en España y la gente canta las canciones como si fueran propias. En México y Argentina pasó lo mismo, nos piden que toquemos en Inglaterra, en Estados Unidos, pero ya tenemos 66 años y nos puede dar artritis o un soplo al corazón".
Publicado el Sábado, 24 de diciembre de 2011 en BBC Mundo
domingo, 18 de diciembre de 2011
El extraño del pelo largo
Jean Paul "El Troglodita"
Por Eloy Jáuregui
El troglodita nació bueno. El parque Huiracocha y un tal “Cholín lo fregó. Enrique Tellería Dávila es (fue) El troglodita, el cantante de rock más extraño que conocí en el ejido. Cuando cantaba alucinado, arrastraba las frases como a un perro chusco y alargaba el fraseo como pedo de culebra. Estrafalario y sicodélico, fue el “pase” caminando. Exagerado en todo, era natural de Jesús María, el barrio de altas aspiraciones. Fue ilustre vecino de poetas y cantores. A saber, vivió frente a la casa del compositor Andrés Soto, al costado del poeta Julino Dávila, a un pasito del trovador Huguito Castillo, a tiro de piedra de la residencia la familia Escalante, dinastía de estetas, a la espalda de la quinta del periodista César Hildebrandt y a la vuelta de la primera casa del gran fotógrafo Carlos “Chino” Domínguez. Así, por ADN barrial, era un jodido impenitente.
Enrique se hizo llamar desde 1970 como Jean Paul “El Troglodita”. Hoy ya no valen las comillas. Solo está su eco chamuscado, carburante, pestífero de misterio y la gente que lo conoció le dice solo: el “Troglo”. La leyenda –esa que él quiso fuese mito--, dice de este extraño del pelo largo que fue un tocado por la magia de su tiempo. El “Troglo” arrancó su safari musical como cantante del grupo Los Delfines del Callao. Sería un imbécil si les cuento que lo frecuente. Él era infrecuentable. Pero sí hable y nos metimos unos pisco muchas noches en lo de “Pablito”, famoso grifo de la esquina de los jirones Huiracocha y Húsares de Junín en el recargado distrito de Jesús María, por donde el diablo perdió el poncho.
UN ADELANTADO A SU EPOCA
Alberto Escalante, notable diseñador gráfico, que lo conoció de antiguo, cuenta que Enrique Tellería Dávila fue todo un personaje desde joven. Había estudiado en la misma promoción de César Hildebrandt en el colegio militar Leoncio Prado y era el tipo más buscado –todas las chicas sabían que “Kike” era aventajado—de esos pagos. Pero coincide con una parte de la leyenda. Su padre era un tipo exitoso y lo manejó como un verdadero manager. Él le compraba o le mandaba hacer su vestimenta, se lo veía en la lavandería Dry Cleaners del Parque Huiracocha, lo mantenía en su casa y le daba una poderosa propina que lo convertía en un muchacho afortunado en aquel barrio de clase media anémica de la llamada liquidez. Dice Escalante que si el “Troglo” hubiese nacido en Nueva York o en Londres hoy sería un ídolo como Mick Jagger o Freddie Mercury .
El Troglodita fue el primer peruano que cantaba rock en un estado puro. Su padre le pagaba sus estudios en el Cultural Peruano Norteamericano y “Kike” ensambló un estilo Elvis Presley con dejó a quinta o callejón. Un sastre de la zona que lo admiraba, una tarde mientras se bajaban un ron en el parque le prometió hacerle un traje atigrado. A la semana, “Kike” fue el tipo más feliz. Ahora tenía un terno que era igual a la piel de un tigre. Esa noche cuando actuó en el cine Palermo, se transformó, rompió micros, amplificadores y reflectores y desde esa vez lo llamaron “El Troglodita”.
Luis Vigil escribió de él: “El destacado periodista Guido Monteverde, ya desaparecido, lo bautizaría artísticamente como “El Troglodita” y de paso la película “Europa de noche”, serviría de marco referencial para la creación de su personaje, y Jean Paul anotaría el hecho, ya que en dicho film el actor central era un cavernícola beatnik que salía cantando rocanrol con un mazo en la mano, en un escenario alucinante, donde al final terminaba destrozando todo y a su vez agrediendo a quienes estaban a su alrededor. Con este personaje de ficción, simplemente Jean Paul se sentiría rápidamente identificado y lo llevaría a la realidad, y a un escenario juvenil sediento de emociones fuertes y que antes de la llegada del “Troglo”, era sinceramente súper aburrido”.
Como lo haría dramáticamente real en una recordada presentación en el Canal 4, donde destruyó todo el decorado del escenario, volando sillas y todo lo que encontraba en su camino. Es decir, música rock asumida en su más cavernosa interpretación, y cuyos arrebatos conmocionarían y preocuparían a la opinión pública de aquel entonces, al ver a un joven enfundado en un traje de felino y posteriormente al hippie psicodélico que pareciera haber salido del mismo “Carnaby Street”. P
ROCK EN TIEMPOS DE VELASCO
La revista “Ecran” de 1968 decía: “Jean Paul esta vestido con un pantalón azul eléctrico, una camisa rosada con vistosos estampados, unos lentes gigantes y una corbata ploma ¡pobre Ringo Starr!”. En 1965 grabó “El tema del troglodita” y “El dólar agujereado”, temas que marcarían el inicio de su ascendente carrera, según Luis Vigil. Así, una de sus fans, Rebeca Llave, tiempo después se convertiría en gerente de producción del sello, y descubriría a Los Saicos y a Los Golden Boys, con quienes Jean Paul compartiría muchas veces escenario, ya que Erwin Flores, vocalista de Los Saicos, fue muy amigo del Troglodita y con quienes a veces cantaba en restaurantes del centro de Lima como “El Mario’s” y “La Gruta Azurra”, creando una especie de improvisadas peñas roqueras.
Su primer disco es “Tengo un Mustang”, en el cuál se puede apreciar muy buenas versiones de The Hollies y The Animals, los cuales serían acompañados por Frank Privette y Los Steivos. En 1972 graba uno de sus mejores temas: “Vudú”. Hoy es casi imposible de conseguir pero si uno lo escucha se dará cuenta que el “Troglo” fue un cantante que nació antes de tiempo. Hoy, pocos recuerdan que en los años setenta existió un tipo extrañísimo. Se llamaba Enrique Tellería Dávila, vivo y sufrió en el Parque Huiracocha e inventó una manera distinta de interpretar música. Ese fue su mérito, ser un extraño.
Publicado el 10/12/2011 en El Jauregui es
BONUS: 17 temas interpretados por el Troglodita
Por Eloy Jáuregui
El troglodita nació bueno. El parque Huiracocha y un tal “Cholín lo fregó. Enrique Tellería Dávila es (fue) El troglodita, el cantante de rock más extraño que conocí en el ejido. Cuando cantaba alucinado, arrastraba las frases como a un perro chusco y alargaba el fraseo como pedo de culebra. Estrafalario y sicodélico, fue el “pase” caminando. Exagerado en todo, era natural de Jesús María, el barrio de altas aspiraciones. Fue ilustre vecino de poetas y cantores. A saber, vivió frente a la casa del compositor Andrés Soto, al costado del poeta Julino Dávila, a un pasito del trovador Huguito Castillo, a tiro de piedra de la residencia la familia Escalante, dinastía de estetas, a la espalda de la quinta del periodista César Hildebrandt y a la vuelta de la primera casa del gran fotógrafo Carlos “Chino” Domínguez. Así, por ADN barrial, era un jodido impenitente.
Enrique se hizo llamar desde 1970 como Jean Paul “El Troglodita”. Hoy ya no valen las comillas. Solo está su eco chamuscado, carburante, pestífero de misterio y la gente que lo conoció le dice solo: el “Troglo”. La leyenda –esa que él quiso fuese mito--, dice de este extraño del pelo largo que fue un tocado por la magia de su tiempo. El “Troglo” arrancó su safari musical como cantante del grupo Los Delfines del Callao. Sería un imbécil si les cuento que lo frecuente. Él era infrecuentable. Pero sí hable y nos metimos unos pisco muchas noches en lo de “Pablito”, famoso grifo de la esquina de los jirones Huiracocha y Húsares de Junín en el recargado distrito de Jesús María, por donde el diablo perdió el poncho.
UN ADELANTADO A SU EPOCA
Alberto Escalante, notable diseñador gráfico, que lo conoció de antiguo, cuenta que Enrique Tellería Dávila fue todo un personaje desde joven. Había estudiado en la misma promoción de César Hildebrandt en el colegio militar Leoncio Prado y era el tipo más buscado –todas las chicas sabían que “Kike” era aventajado—de esos pagos. Pero coincide con una parte de la leyenda. Su padre era un tipo exitoso y lo manejó como un verdadero manager. Él le compraba o le mandaba hacer su vestimenta, se lo veía en la lavandería Dry Cleaners del Parque Huiracocha, lo mantenía en su casa y le daba una poderosa propina que lo convertía en un muchacho afortunado en aquel barrio de clase media anémica de la llamada liquidez. Dice Escalante que si el “Troglo” hubiese nacido en Nueva York o en Londres hoy sería un ídolo como Mick Jagger o Freddie Mercury .
El Troglodita fue el primer peruano que cantaba rock en un estado puro. Su padre le pagaba sus estudios en el Cultural Peruano Norteamericano y “Kike” ensambló un estilo Elvis Presley con dejó a quinta o callejón. Un sastre de la zona que lo admiraba, una tarde mientras se bajaban un ron en el parque le prometió hacerle un traje atigrado. A la semana, “Kike” fue el tipo más feliz. Ahora tenía un terno que era igual a la piel de un tigre. Esa noche cuando actuó en el cine Palermo, se transformó, rompió micros, amplificadores y reflectores y desde esa vez lo llamaron “El Troglodita”.
Luis Vigil escribió de él: “El destacado periodista Guido Monteverde, ya desaparecido, lo bautizaría artísticamente como “El Troglodita” y de paso la película “Europa de noche”, serviría de marco referencial para la creación de su personaje, y Jean Paul anotaría el hecho, ya que en dicho film el actor central era un cavernícola beatnik que salía cantando rocanrol con un mazo en la mano, en un escenario alucinante, donde al final terminaba destrozando todo y a su vez agrediendo a quienes estaban a su alrededor. Con este personaje de ficción, simplemente Jean Paul se sentiría rápidamente identificado y lo llevaría a la realidad, y a un escenario juvenil sediento de emociones fuertes y que antes de la llegada del “Troglo”, era sinceramente súper aburrido”.
Como lo haría dramáticamente real en una recordada presentación en el Canal 4, donde destruyó todo el decorado del escenario, volando sillas y todo lo que encontraba en su camino. Es decir, música rock asumida en su más cavernosa interpretación, y cuyos arrebatos conmocionarían y preocuparían a la opinión pública de aquel entonces, al ver a un joven enfundado en un traje de felino y posteriormente al hippie psicodélico que pareciera haber salido del mismo “Carnaby Street”. P
ROCK EN TIEMPOS DE VELASCO
La revista “Ecran” de 1968 decía: “Jean Paul esta vestido con un pantalón azul eléctrico, una camisa rosada con vistosos estampados, unos lentes gigantes y una corbata ploma ¡pobre Ringo Starr!”. En 1965 grabó “El tema del troglodita” y “El dólar agujereado”, temas que marcarían el inicio de su ascendente carrera, según Luis Vigil. Así, una de sus fans, Rebeca Llave, tiempo después se convertiría en gerente de producción del sello, y descubriría a Los Saicos y a Los Golden Boys, con quienes Jean Paul compartiría muchas veces escenario, ya que Erwin Flores, vocalista de Los Saicos, fue muy amigo del Troglodita y con quienes a veces cantaba en restaurantes del centro de Lima como “El Mario’s” y “La Gruta Azurra”, creando una especie de improvisadas peñas roqueras.
Su primer disco es “Tengo un Mustang”, en el cuál se puede apreciar muy buenas versiones de The Hollies y The Animals, los cuales serían acompañados por Frank Privette y Los Steivos. En 1972 graba uno de sus mejores temas: “Vudú”. Hoy es casi imposible de conseguir pero si uno lo escucha se dará cuenta que el “Troglo” fue un cantante que nació antes de tiempo. Hoy, pocos recuerdan que en los años setenta existió un tipo extrañísimo. Se llamaba Enrique Tellería Dávila, vivo y sufrió en el Parque Huiracocha e inventó una manera distinta de interpretar música. Ese fue su mérito, ser un extraño.
Publicado el 10/12/2011 en El Jauregui es
BONUS: 17 temas interpretados por el Troglodita
sábado, 17 de diciembre de 2011
La extinción de El Troglodita
Bastante lejos de la gloria que arañó durante la nueva ola, Enrique Roberto Tellería Dávila fue encontrado muerto el primero de agosto, en completo abandono y víctima de vicios de los que no pudo (o no quiso) liberarse.
Por Juan Álvarez
"Lucho, preséntame como si fuera mi último show...". Jean Paul El Troglodita estaba en el cartel de esa noche, víspera del Día de la Madre, y había gente ansiosa de verlo en escena, pero Lucho Aguilar, uno de los principales promotores de que la Nueva Ola peruana siga captando público, dudaba en anunciarlo. Había hecho caso por fin a los mensajes que El Troglo enviaba a su celular ("Lucho, contrátame, aún no estoy muerto"), pero no sabía si debía arriesgar tanto.
El otrora cantante conocido por destrozar (literalmente) el escenario enfundado en traje de cuero o de matices atigrados lucía en ese momento flaco, ojeroso, cansado y sin ilusiones mayores que la de, simplemente, alimentarse de los aplausos que devolvieran a su retina destellos de cierto apogeo.
Entregado a la bebida y a otras sustancias, a punto de ser abandonado por la mujer que intentó conducir su carrera al menos de manera decente, harto del asedio de un par de demandantes (una mujer en pos de una pensión alimenticia, otra por la propiedad de la casa en la que vivía) y de los amigos que solo lo buscaban para seguir sangrándolo, Enrique Tellería parecía haberse enterado ya que el disco de su vida iba rumbo a dejar escuchar sus últimas notas.
La puerta abierta
En la calle Manuel Turraba, de Las Begonias, San Borja, las noches son más tranquilas desde el primero de agosto. Ese día, domingo, Cecilia (38) volvió a hacer de tripas corazón para mirar a los ojos a Enrique. Lo había llamado el martes, para preguntarle cómo seguía, y él, con voz más cansina que nunca, le contestó que igual, que en su caso quería decir peor. "Estoy así por ti", le increpó nuevamente el cantante, quien al parecer nunca entendió que si ella se fue es porque el amor resulta insuficiente cuando a cambio se recibe hostilidad y permanentes promesas que no se llegan a cumplir.
"Por favor, cuídate", dijo Cecilia al despedirse. "Te llamaré, y si puedo te visitaré en estos días", anunció para tranquilizarlo. "Está bien. Te estoy dejando la puerta abierta, gordita...", balbuceó él antes de colgar.
Y ella llamó el miércoles, el jueves, el viernes y el sábado. 58 veces, tal como lo consigna el teléfono fijo de Enrique. El Troglo nunca contestó. Los presentimientos arribaron puntuales, e inquietaron tanto a Cecilia que la llevaron hasta la casa. El silencio imperaba, también el temor. Le pidió al vigilante César que la acompañara hasta la puerta, y cuando se disponía a sacar la llave, vio que no era necesario: estaba abierta. La fetidez confirmaría sus sospechas: lo encontraron tendido de espaldas, al pie de la cama, con los ojos y la boca abiertos.
No quedaba más que avisar a la policía y a una de las hijas de Enrique, Carla, quien se encontraba cantando en pleno servicio evangélico. Ella, a su vez, llamó a doña Elsa, madre del último hijo del cantante, y quien fue la que dio la cara a los reporteros que se despedían ya del feriado largo, y quien se llevó lo que El Troglo no había conseguido vender para solventar sus vicios. Luis Yaker, un amigo que le había comprado las acciones que le correspondían de la casa en litigio, pagó 2,380 soles para que tenga un entierro digno en el cementerio de Lurín. El Troglo había luchado siempre contra el olvido, mas no pudo evitar que su muerte sea consignada apenas en una página policial.
Un espectro viviente
El parte oficial señala que Enrique Tellería falleció de edema pulmonar que habría desencadenado una broncopulmonía y un ataque cardiaco, pero la prensa popular intentó hacer de su deceso una novela con datos de tinte más dramáticos y controvertidos.
Como sea, el vecino Raúl Salazar cuenta que no era la primera vez que pasaban días sin que Enrique asomara su delgadísima figura (lo han descrito como "un espectro viviente"), y sin despegarse de las paredes para no caer. El alcohol, las drogas y la depresión lo habían convertido en un personaje indeseable. Un ermitaño que ni siquiera aceptaba que le regalen comida.
En todo caso, el último favor que pidió fue al vigilante: que le comprara leche, jugos y gaseosas, el lunes 25. Dicen que a esas alturas de su drama, cualquier líquido era ideal para preparar una combinación etílica, reforzada con diazepán y la comprensible debilidad por falta de alimentación. Era, aseguran los vecinos, como si él mismo pretendiera acelerar el desenlace, harto de no haber sido capaz de prolongar la buena pero efímera vida que otorga la fama. Y vaya que se salió con la suya. Allá va El Troglodita, aferrado a una ya viejísima ola.
Publicado el 29 de agosto del 2004 en La República
Por Juan Álvarez
"Lucho, preséntame como si fuera mi último show...". Jean Paul El Troglodita estaba en el cartel de esa noche, víspera del Día de la Madre, y había gente ansiosa de verlo en escena, pero Lucho Aguilar, uno de los principales promotores de que la Nueva Ola peruana siga captando público, dudaba en anunciarlo. Había hecho caso por fin a los mensajes que El Troglo enviaba a su celular ("Lucho, contrátame, aún no estoy muerto"), pero no sabía si debía arriesgar tanto.
El otrora cantante conocido por destrozar (literalmente) el escenario enfundado en traje de cuero o de matices atigrados lucía en ese momento flaco, ojeroso, cansado y sin ilusiones mayores que la de, simplemente, alimentarse de los aplausos que devolvieran a su retina destellos de cierto apogeo.
Entregado a la bebida y a otras sustancias, a punto de ser abandonado por la mujer que intentó conducir su carrera al menos de manera decente, harto del asedio de un par de demandantes (una mujer en pos de una pensión alimenticia, otra por la propiedad de la casa en la que vivía) y de los amigos que solo lo buscaban para seguir sangrándolo, Enrique Tellería parecía haberse enterado ya que el disco de su vida iba rumbo a dejar escuchar sus últimas notas.
La puerta abierta
En la calle Manuel Turraba, de Las Begonias, San Borja, las noches son más tranquilas desde el primero de agosto. Ese día, domingo, Cecilia (38) volvió a hacer de tripas corazón para mirar a los ojos a Enrique. Lo había llamado el martes, para preguntarle cómo seguía, y él, con voz más cansina que nunca, le contestó que igual, que en su caso quería decir peor. "Estoy así por ti", le increpó nuevamente el cantante, quien al parecer nunca entendió que si ella se fue es porque el amor resulta insuficiente cuando a cambio se recibe hostilidad y permanentes promesas que no se llegan a cumplir.
"Por favor, cuídate", dijo Cecilia al despedirse. "Te llamaré, y si puedo te visitaré en estos días", anunció para tranquilizarlo. "Está bien. Te estoy dejando la puerta abierta, gordita...", balbuceó él antes de colgar.
Y ella llamó el miércoles, el jueves, el viernes y el sábado. 58 veces, tal como lo consigna el teléfono fijo de Enrique. El Troglo nunca contestó. Los presentimientos arribaron puntuales, e inquietaron tanto a Cecilia que la llevaron hasta la casa. El silencio imperaba, también el temor. Le pidió al vigilante César que la acompañara hasta la puerta, y cuando se disponía a sacar la llave, vio que no era necesario: estaba abierta. La fetidez confirmaría sus sospechas: lo encontraron tendido de espaldas, al pie de la cama, con los ojos y la boca abiertos.
No quedaba más que avisar a la policía y a una de las hijas de Enrique, Carla, quien se encontraba cantando en pleno servicio evangélico. Ella, a su vez, llamó a doña Elsa, madre del último hijo del cantante, y quien fue la que dio la cara a los reporteros que se despedían ya del feriado largo, y quien se llevó lo que El Troglo no había conseguido vender para solventar sus vicios. Luis Yaker, un amigo que le había comprado las acciones que le correspondían de la casa en litigio, pagó 2,380 soles para que tenga un entierro digno en el cementerio de Lurín. El Troglo había luchado siempre contra el olvido, mas no pudo evitar que su muerte sea consignada apenas en una página policial.
Un espectro viviente
El parte oficial señala que Enrique Tellería falleció de edema pulmonar que habría desencadenado una broncopulmonía y un ataque cardiaco, pero la prensa popular intentó hacer de su deceso una novela con datos de tinte más dramáticos y controvertidos.
Como sea, el vecino Raúl Salazar cuenta que no era la primera vez que pasaban días sin que Enrique asomara su delgadísima figura (lo han descrito como "un espectro viviente"), y sin despegarse de las paredes para no caer. El alcohol, las drogas y la depresión lo habían convertido en un personaje indeseable. Un ermitaño que ni siquiera aceptaba que le regalen comida.
En todo caso, el último favor que pidió fue al vigilante: que le comprara leche, jugos y gaseosas, el lunes 25. Dicen que a esas alturas de su drama, cualquier líquido era ideal para preparar una combinación etílica, reforzada con diazepán y la comprensible debilidad por falta de alimentación. Era, aseguran los vecinos, como si él mismo pretendiera acelerar el desenlace, harto de no haber sido capaz de prolongar la buena pero efímera vida que otorga la fama. Y vaya que se salió con la suya. Allá va El Troglodita, aferrado a una ya viejísima ola.
Publicado el 29 de agosto del 2004 en La República
Extraña muerte de artista
Enrique Roberto Tellería Dávila, Jean Paul "El Troglodita"
Estaba solo. En su cama, la Policía encontró varias botellas de licor vacías y algunas a medio consumir. Enrique Roberto Tellería Dávila, de 50 años, El Troglodita, conocido cantante de nueva ola, murió ayer, a las diez de la mañana. Pero su cuerpo fue hallado recién a las seis de la tarde, a pesar de que pasó la noche del sábado y la madrugada del domingo acompañado por varios amigos.
Su ex esposa, Cecilia Casano Rojas, descubrió el cadáver y avisó a la policía. Hasta su casa, ubicada en la calle Moreno Torroba 129, San Borja, llegaron los agentes de criminalística de la Dirincri para iniciar las investigaciones. "Hay que esperar el resultado de la necropsia. No se puede descartar que se trate de un envenenamiento ocasionado por alguna persona", reveló uno de los custodios que tiene a cargo la investigación. Hoy han sido citados algunos vecinos y la ex pareja del cantante para que den su versión de lo ocurrido.
Publicado el 2 de agosto del 2004 en Perú 21
Estaba solo. En su cama, la Policía encontró varias botellas de licor vacías y algunas a medio consumir. Enrique Roberto Tellería Dávila, de 50 años, El Troglodita, conocido cantante de nueva ola, murió ayer, a las diez de la mañana. Pero su cuerpo fue hallado recién a las seis de la tarde, a pesar de que pasó la noche del sábado y la madrugada del domingo acompañado por varios amigos.
Su ex esposa, Cecilia Casano Rojas, descubrió el cadáver y avisó a la policía. Hasta su casa, ubicada en la calle Moreno Torroba 129, San Borja, llegaron los agentes de criminalística de la Dirincri para iniciar las investigaciones. "Hay que esperar el resultado de la necropsia. No se puede descartar que se trate de un envenenamiento ocasionado por alguna persona", reveló uno de los custodios que tiene a cargo la investigación. Hoy han sido citados algunos vecinos y la ex pareja del cantante para que den su versión de lo ocurrido.
Publicado el 2 de agosto del 2004 en Perú 21
miércoles, 14 de septiembre de 2011
Los Millonarios del Jazz (Lima, 1957 - 1959)
Por Jesus el Rocker
La proyección en Perú de la película "Semilla de maldad", los primeros éxitos de Elvis, y la gira por el país de la reina del rock and roll mejicano, Lucerito Bárcenas, hizo que nacieran en multitud de jóvenes peruanos los deseos por interpretar esa clase de música. Uno de ellos es un irlandés establecido en el país inca, Pat Reid, que pronto decide fundar su propia banda, Los Millonarios del Jazz, título medio confuso y medio irónico, aunque es verdad que Reid era un gran aficionado al jazz desde hace tiempo. Recluta al resto de miembros, entre los que destaca el extranjero Jorge Mirkin, al que por su maestría con los instrumentos de viento le bautizará la prensa como "El Benny Goodman argentino" y empiezan a hacer versiones de los clásicos del rock & roll que les llegan de Estados Unidos, siendo el cantante el propio Reid a pesar de ser el batería, pues es el único que domina el inglés. Aunque fuera delegando esa labor en otros poco a poco, el grupo siempre cantaría en esa lengua o simplemente se ceñiría a temas instrumentales, algo que no beneficiaría precisamente sus ventas en el mercado hispano y, como era de esperar, tampoco alcanzó al distante mercado anglo-sajón. Les ficha el sello local MAG, que les editá el EP "Rock and roll" (1957), inequívoco título que llevaba incluido el tema "Rock with us", uno de las pioneros del rock hispano, aunque todavía muy anclado en los ritmos del jazz en los que sus músicos se habían formado. Por desgracia la falta de grandes éxitos haría que la banda se disolviese muy tempranamente. Reid, con el tiempo se pasaría, esta vez de verdad, al jazz (también al swing y al boogie-woogie), y a día de hoy es considerado uno de los grandes maestros del género en Perú. Del resto de sus componentes, Elías Ponce se dedicó a la producción y montaría un estudio de grabación. El pianista Pepe Morelli se empleó en la banda de la popular allí Chela Roselló, no solo como instrumentista sino como arreglista. Luego pasó al mundo de la televisión, que fue donde realmente se hizo popular al aparecer con frecuencia en algunos de los mejores programas de entonces, destacando el que hacia junto a Kiko Ledgard (presentador simpático donde los haya y luego famosísimo en España gracias al concurso "Un, dos, tres...") entre otros. Queriendo ampliar sus horizontes marchó a Venezuela, pero allí empezó a perder visión hasta que quedó completamente ciego. De vuelta al Perú se tuvo que conformar con dar clases de piano hasta su reciente muerte. Esperamos que su afición por el espiritismo le haya servido de algo en su viaje al más allá. Por su parte el eventual Roberto Bolarte se unió, en 1965 ya, al grupo de su hermano Walter, Los Doltons, una banda muchas veces instrumental que hacía practicamente de todo, desde pop y rock hasta, incluso, valses. Uno de sus integrantes se marchó para formar la banda rival Los Shains, pero serían más populares Los Doltons gracias a su single "El último beso" (1967), hasta su disolución en 1970. Roberto intenta todavía seguir con el grupo, pero ya sin ningún integrante de la formación original.
Músicos: Pat Reid (batería y voz), Elías Ponce Jr. (guitarra), Guillermo Vergara (contrabajo), Pepe Morelli (piano), Jorge Mirkin (clarinete y saxo) y Roberto Bolarte (bajo).
Publicado en el blog Diccionario Rockabilly
lunes, 12 de septiembre de 2011
Los Sunset
"En el año 63/64, cuando se disolvió el grupo de twist Los Astoria Twisters, grupo creado por Jaime Delgado Aparicio, me incorporé a Los Sunset como bajista en reemplazo del musico original y quedamos Walter Ugarte como primera guitarra, Ricardo Noriega como cantante y segunda guitarra, Kalle Englund como batería (alternada con Cesar "Conejo" Mantilla) y yo David Delucchi como bajista. Yo venía de un grupo garagero de San Isidro que no tenía mayores pretensiones y más que ensayar nos dedicabamos a escuchar a los Teen Tops de Mèxico (ahora los escucho y pucha que mal tocaban). Me separè del grupo garagero y me llevè el nombre, total yo lo puse (por el programa "77 Sunset Strip", la serie de TV). Inmediatamente de formado Los Sunset, obtuvimos un contrato con Canal 4 para tocar como conjunto estable todos los sàbados de 8 a 10 en el Clan del Cuatro, conducido por Rulito Pinasco. Aparte de ello, tocabamos gràtis en cuanta matinal se nos presentara y tambièn fuimos grupo estable para las giras a provincias incluyendo Festivales de la Primavera de Trujillo, Sullana, etc.etc. Inauguraciones de estaciones de Radio y TV en provincias. Debido al éxito que tuvimos, Sono Radio nos contrató como artistas exclusivos, por tanto participamos en todas aquellas caravanas musicales y giras a provincias, no solo como grupo rockero sino también como el grupo acompañante de solistas como Pepe Miranda, el Mono Altamirano, Enzo Roldan, Koko Montana etc.
Grabamos dos 45 rpm para Sono Radio; el primero contenía (lado A) Guitarra de Fuego,(lado B) Media Novia; y el segundo 45 rpm (lado A) Adios Amor, (lado B) El Twomp. Los Sunset incursiona en Lima entre 1963-1964 y el grupo estaba conformado por: Walter Ugarte (primera guitarra), Ricardo Noriega (cantante y segunda guitarra), David Delucchi(bajista) y Kalle Englund (bateria).
Luego de 3 años de hacer musica, yo me fuì a Chile a estudiar en la Universidad, ya que en Lima era imposible hacerlo pues me inquietaba la musica, mas bièn me inquietaban. En Chile estudiè Economìa y Aviacion Civil, fuì piloto corporativo para varias empresas y siempre mis estudios de economìa estuvieron relacionados a la aviacion, tanto asì que hasta hace muy poco estuve trabajando en Corpac, supervisando los Aeropuertos de Provincias. Walter por su parte se fuè de profesor de mùsica a Cajamarca, donde tuvo una orquesta de mucho èxito. Ricardo siempre con la pesca y negocio de transportes. Kalle se fuè a Europa y es un gràn baterista de Jazz. Conejo Mantilla se fuè a Australia y anda por allà. Macucho Bonilla nuestro bailarìn vive en Monterrey Calif. y ahorita nos hemos encontrado aca en Lima luego de los 40 años, mucha emociòn".
Publicado en Baúl de los Recuerdos
viernes, 19 de agosto de 2011
Sicodelia rescatada
Andrés Tapia (Repsychled) y Pancho Guevara (Los Saicos)
Por Nilton Torres (La República)
Los rockeros peruanos de los sesenta navegaron en la sonoridad caleidoscópica de la sicodelia. Un puñado de ellos fusionó los sonidos de los teclados Hammond y los reverberantes efectos de las guitarras. Nació así una movida que ahora resucita en CD.
Las fotografías colgadas en la pared en las que aparecen unos pelucones vestidos con camisas anchas –de color entero o con figuras de inspiración caleidoscópica–, pantalones campana y actitud de rock stars, dominan el abarrotado salón en el que también destacan los armarios que almacenan centenares de discos LPs y de 45 rpm (revoluciones por minuto). Una añeja tornamesa y un par de parlantes Behringer complementan el ambiente desde donde Andrés Tapia, un graduado en administración de empresas, dirige el sello discográfico Repsychled, que desde hace cuatro años ha relanzado al mercado una selección de 14 discos grabados y comercializados originalmente en los años sesenta y parte de los setenta. Discos que sintetizan –nunca mejor dicho– el espíritu de diversos grupos nacionales que hace cuarenta años fueron los cultores de una movida musical inspirada en el rock británico de influencia hippie, cuyos sonidos se conocieron mundialmente como sicodelia.
Bandas hasta hoy recordadas, y algunas que se atreven a tocar otra vez, como Telegraph Avenue, Traffic Sound, We All Together, Los Saicos o Los Shains, con composiciones propias y algunos covers, todos cantados en inglés, sentaron las bases de la sicodelia peruana. Muchas veces confundida con la "nueva ola", esta movida musical, con sus prolongados solos instrumentales y efectos electrónicos como reverberaciones, delays, feedbacks, y el uso de órganos y sintetizadores, compuso el soundtrack de toda una generación de cincuentones que alguna vez llevaron el pelo largo y vistieron ropas ajustadas y multicolores.
DE COLECCIONISTA A PRODUCTOR MUSICAL
Andrés Tapia tiene treinta años y no necesitó vivir en aquella época para sentirse tocado por la música de la movida sicodélica peruana, a la que llegó de pura casualidad.
"Siempre he coleccionado CDs y cosas inéditas de bandas conocidas. Ensayos de Beatles, Zepellin, rarezas de Rolling Stone, de Black Sabbath. Mi interés era conseguir cosas distintas, y así fue como llegué a los antiguos long plays de Traffic Sound y We All Together". Tapia se quedó pegado a los sonidos de estos grupos peruanos, y su pasión de coleccionista lo llevó a hurgar en los cachineros y los puestos de Quilca, buscando ediciones mejor conservadas, y así llegó a los discos de 45, donde se editaban canciones que muchas veces no salían en los LP’s. También empezó a juntarlos, y buscando información sobre los grupos y los músicos, sobre todo fotografías, llegó a conseguir viejas ediciones de una revista ya desaparecida, Ecran, además de acopiar decenas de recortes de periódicos de la época, y la cosa se tornó aún más fascinante.
"Tenía miles de discos, entre LPs y discos 45. Y un día me enteré de que en un lugar de Jesús María llamado Maracaná iba a tocar Gerardo Manuel y el Humo, y Los York. Así que con un amigo fuimos llevando algunos discos y los recortes de diarios. Cuando pudimos nos acercamos a Gerardo y le mostré lo que tenía. Se emocionó, y allí mismo me presentó a sus músicos y otros amigos".
Andrés acababa de terminar la carrera de administrador, así que se decidió a comenzar su negocio propio, y pensó entonces en reeditar aquellos discos de esa gente a la que estaba conociendo, ya que no le parecía justo que su trabajo se perdiera simplemente porque sus discos nunca más se volvieron a editar. Andrés se dio cuenta de que había un mercado potencial en aquella gente que alguna vez tuvo uno de esos discos y lo regaló, lo perdió en alguna mudanza o la mamá se lo botó, y hacia ellos apuntó Repsychled, palabra que juega con el concepto de reciclar, pero también con el de la sicodelia, ya que la abreviatura en inglés, psych, remite al sesentero género musical. Y aquí empezó la labor más ardua para Andrés: encontrar los masters de los discos que quería reeditar, así que se echó a ubicar a los representantes de las desaparecidas disqueras peruanas como Iempsa, Infopesa, Mag, Sonoradio, y lo consiguió.
Y en esa búsqueda fue que también se juntó con Saúl y Manuel Cornejo, dos ex miembros fundadores de bandas como Laghonia y We All Together, y que nunca se alejaron del negocio musical. "Al principio no lo veían tan claro como yo, pero me apoyaron en el proyecto", dice Andrés.
Luego de revisar el catálogo de las viejas disqueras, los dos primeros discos que escogió para obtener los derechos fue el "Apocallypsis" (1970) de Gerardo Manuel y El Humo, y "Bossa 70" (1969-1971), del grupo del mismo nombre formado, entre otros, por el saxofonista Nilo Espinoza, la cantante Carmen Rosa Basurco, y el recientemente desaparecido pianista de "Trampolín a la fama", Otto de Rojas. "Bossa 70 es uno de los primeros discos en el que se mezcla el bossanova, el jazz y el rock. Debe ser uno de los pioneros en la fusión latina", dice Tapia.
NOSTALGIA SICODÉLICA
El primer disco que lanzó el sello Repsychled fue el de "Laghonia", banda conformada precisamente por Saúl y Manuel Cornejo, Ernesto Samamé y otros músicos, y que reunió temas de sus dos únicos álbumes, además de grabaciones inéditas. Y desde esta primera producción empezó a perfilarse la peculiaridad de los discos producidos por Tapia. Y es que cada uno de sus trabajos no sólo ha mejorado notablemente el sonido de las grabaciones a partir de las matrices originales, remasterizándolos con extremo cuidado, sino que, en el afán de rescatar el espíritu de una época, ha respetado los artes originales, reproduciendo a escala no solo la estética de los LPs en su diseño de disco y empaque, sino que incluye libritos (booklet) en los que se aprecia fotografías caletas de los grupos, la letra de las canciones y la historia de estas mismas bandas, pero no tomadas de la wikipedia o de algún afanoso bloggero, sino contada por los músicos en persona. Por citar algunos ejemplos, el disco de Los Saicos reúne todas las canciones grabadas en formato de disco 45, además de incluir la letra y la historia contada por el vocalista del grupo, Erwin Flores, y utiliza papel y una tipografía que evoca los años 60.
"La intención es poner estos discos al alcance de todos, sacándolos del contexto en el que se ubican ahora: el de rareza, el de un disco extinto. Ahora estos discos están vivos y forman parte de nuestra historia. He allí su importancia ya que son el reflejo de la una juventud que se fue, de una movida, de una cultura musical, y ese es su valor", dice Tapia. Los discos se pueden encontrar en tiendas como Crisol, Phantom, Moving Sound de galerías Brasil, La Pulga y también se venden por internet (www.repsychled.com). Pero Tapia ha logrado colocarlos en algunos puntos de venta en Estados Unidos, Argentina, Brasil y pronto en Uruguay. Según cuenta, es en el extranjero donde se está vendiendo más, pero no pierde la esperanza de que aquí en Lima la cosa cambie y más gente se interese por conocer más a fondo la sicodelia peruana.
"Sé que en estos catorce discos no están todos los que son, pero poco a poco iremos editando a nuevos grupos y nuevos discos de las bandas ya presentadas".
En listas de espera se encuentran El Polen, Pax, Black Sugars, Los Holys, Los Silvertons, Los Belkings, Los Yorks, Jean Paul el troglodita, más discos de Los Shains y compilaciones con grupos que grabaron dos o tres canciones.
"Dicen que todo tiempo pasado fue mejor. Y el espíritu del rock sicodélico peruano está más vivo que nunca", dice Tapia, para quien cada canción supone el legado de estos músicos que hoy pintan canas y que tuvieron que esperar cuarenta años para volver a sonar en unos discos que ofrecen otros, mínimo, cuarenta años para disfrutar.
CATÁLOGO SICODÉLICO
• Laghonia (1967-1970)
• Gerardo Manuel y el Humo. •Apocallypsis (1970)
• Los nuevos Shain’s. Singles (1969-1970)
• Traffic Sound. Virgin (1970)
• Traffic Sound (1970)
• Telegraph Avenue (1971)
• Tarkus (1972)
• Saicos (1965-1966)
• We All Together. Singles. (1973-1974)
• We All Together. We are not together (1968-1974)
• Telegraph Avenue. Vol. 2 (1974)
• Los Shain’s. El ritmo de… (1966)
• Los Shain’s. Singles (1966-1968)
• Bossa 70 (1969-1971)
Publicado el 27/7/2008 en La República
Por Nilton Torres (La República)
Los rockeros peruanos de los sesenta navegaron en la sonoridad caleidoscópica de la sicodelia. Un puñado de ellos fusionó los sonidos de los teclados Hammond y los reverberantes efectos de las guitarras. Nació así una movida que ahora resucita en CD.
Las fotografías colgadas en la pared en las que aparecen unos pelucones vestidos con camisas anchas –de color entero o con figuras de inspiración caleidoscópica–, pantalones campana y actitud de rock stars, dominan el abarrotado salón en el que también destacan los armarios que almacenan centenares de discos LPs y de 45 rpm (revoluciones por minuto). Una añeja tornamesa y un par de parlantes Behringer complementan el ambiente desde donde Andrés Tapia, un graduado en administración de empresas, dirige el sello discográfico Repsychled, que desde hace cuatro años ha relanzado al mercado una selección de 14 discos grabados y comercializados originalmente en los años sesenta y parte de los setenta. Discos que sintetizan –nunca mejor dicho– el espíritu de diversos grupos nacionales que hace cuarenta años fueron los cultores de una movida musical inspirada en el rock británico de influencia hippie, cuyos sonidos se conocieron mundialmente como sicodelia.
Bandas hasta hoy recordadas, y algunas que se atreven a tocar otra vez, como Telegraph Avenue, Traffic Sound, We All Together, Los Saicos o Los Shains, con composiciones propias y algunos covers, todos cantados en inglés, sentaron las bases de la sicodelia peruana. Muchas veces confundida con la "nueva ola", esta movida musical, con sus prolongados solos instrumentales y efectos electrónicos como reverberaciones, delays, feedbacks, y el uso de órganos y sintetizadores, compuso el soundtrack de toda una generación de cincuentones que alguna vez llevaron el pelo largo y vistieron ropas ajustadas y multicolores.
DE COLECCIONISTA A PRODUCTOR MUSICAL
Andrés Tapia tiene treinta años y no necesitó vivir en aquella época para sentirse tocado por la música de la movida sicodélica peruana, a la que llegó de pura casualidad.
"Siempre he coleccionado CDs y cosas inéditas de bandas conocidas. Ensayos de Beatles, Zepellin, rarezas de Rolling Stone, de Black Sabbath. Mi interés era conseguir cosas distintas, y así fue como llegué a los antiguos long plays de Traffic Sound y We All Together". Tapia se quedó pegado a los sonidos de estos grupos peruanos, y su pasión de coleccionista lo llevó a hurgar en los cachineros y los puestos de Quilca, buscando ediciones mejor conservadas, y así llegó a los discos de 45, donde se editaban canciones que muchas veces no salían en los LP’s. También empezó a juntarlos, y buscando información sobre los grupos y los músicos, sobre todo fotografías, llegó a conseguir viejas ediciones de una revista ya desaparecida, Ecran, además de acopiar decenas de recortes de periódicos de la época, y la cosa se tornó aún más fascinante.
"Tenía miles de discos, entre LPs y discos 45. Y un día me enteré de que en un lugar de Jesús María llamado Maracaná iba a tocar Gerardo Manuel y el Humo, y Los York. Así que con un amigo fuimos llevando algunos discos y los recortes de diarios. Cuando pudimos nos acercamos a Gerardo y le mostré lo que tenía. Se emocionó, y allí mismo me presentó a sus músicos y otros amigos".
Andrés acababa de terminar la carrera de administrador, así que se decidió a comenzar su negocio propio, y pensó entonces en reeditar aquellos discos de esa gente a la que estaba conociendo, ya que no le parecía justo que su trabajo se perdiera simplemente porque sus discos nunca más se volvieron a editar. Andrés se dio cuenta de que había un mercado potencial en aquella gente que alguna vez tuvo uno de esos discos y lo regaló, lo perdió en alguna mudanza o la mamá se lo botó, y hacia ellos apuntó Repsychled, palabra que juega con el concepto de reciclar, pero también con el de la sicodelia, ya que la abreviatura en inglés, psych, remite al sesentero género musical. Y aquí empezó la labor más ardua para Andrés: encontrar los masters de los discos que quería reeditar, así que se echó a ubicar a los representantes de las desaparecidas disqueras peruanas como Iempsa, Infopesa, Mag, Sonoradio, y lo consiguió.
Y en esa búsqueda fue que también se juntó con Saúl y Manuel Cornejo, dos ex miembros fundadores de bandas como Laghonia y We All Together, y que nunca se alejaron del negocio musical. "Al principio no lo veían tan claro como yo, pero me apoyaron en el proyecto", dice Andrés.
Luego de revisar el catálogo de las viejas disqueras, los dos primeros discos que escogió para obtener los derechos fue el "Apocallypsis" (1970) de Gerardo Manuel y El Humo, y "Bossa 70" (1969-1971), del grupo del mismo nombre formado, entre otros, por el saxofonista Nilo Espinoza, la cantante Carmen Rosa Basurco, y el recientemente desaparecido pianista de "Trampolín a la fama", Otto de Rojas. "Bossa 70 es uno de los primeros discos en el que se mezcla el bossanova, el jazz y el rock. Debe ser uno de los pioneros en la fusión latina", dice Tapia.
NOSTALGIA SICODÉLICA
El primer disco que lanzó el sello Repsychled fue el de "Laghonia", banda conformada precisamente por Saúl y Manuel Cornejo, Ernesto Samamé y otros músicos, y que reunió temas de sus dos únicos álbumes, además de grabaciones inéditas. Y desde esta primera producción empezó a perfilarse la peculiaridad de los discos producidos por Tapia. Y es que cada uno de sus trabajos no sólo ha mejorado notablemente el sonido de las grabaciones a partir de las matrices originales, remasterizándolos con extremo cuidado, sino que, en el afán de rescatar el espíritu de una época, ha respetado los artes originales, reproduciendo a escala no solo la estética de los LPs en su diseño de disco y empaque, sino que incluye libritos (booklet) en los que se aprecia fotografías caletas de los grupos, la letra de las canciones y la historia de estas mismas bandas, pero no tomadas de la wikipedia o de algún afanoso bloggero, sino contada por los músicos en persona. Por citar algunos ejemplos, el disco de Los Saicos reúne todas las canciones grabadas en formato de disco 45, además de incluir la letra y la historia contada por el vocalista del grupo, Erwin Flores, y utiliza papel y una tipografía que evoca los años 60.
"La intención es poner estos discos al alcance de todos, sacándolos del contexto en el que se ubican ahora: el de rareza, el de un disco extinto. Ahora estos discos están vivos y forman parte de nuestra historia. He allí su importancia ya que son el reflejo de la una juventud que se fue, de una movida, de una cultura musical, y ese es su valor", dice Tapia. Los discos se pueden encontrar en tiendas como Crisol, Phantom, Moving Sound de galerías Brasil, La Pulga y también se venden por internet (www.repsychled.com). Pero Tapia ha logrado colocarlos en algunos puntos de venta en Estados Unidos, Argentina, Brasil y pronto en Uruguay. Según cuenta, es en el extranjero donde se está vendiendo más, pero no pierde la esperanza de que aquí en Lima la cosa cambie y más gente se interese por conocer más a fondo la sicodelia peruana.
"Sé que en estos catorce discos no están todos los que son, pero poco a poco iremos editando a nuevos grupos y nuevos discos de las bandas ya presentadas".
En listas de espera se encuentran El Polen, Pax, Black Sugars, Los Holys, Los Silvertons, Los Belkings, Los Yorks, Jean Paul el troglodita, más discos de Los Shains y compilaciones con grupos que grabaron dos o tres canciones.
"Dicen que todo tiempo pasado fue mejor. Y el espíritu del rock sicodélico peruano está más vivo que nunca", dice Tapia, para quien cada canción supone el legado de estos músicos que hoy pintan canas y que tuvieron que esperar cuarenta años para volver a sonar en unos discos que ofrecen otros, mínimo, cuarenta años para disfrutar.
CATÁLOGO SICODÉLICO
• Laghonia (1967-1970)
• Gerardo Manuel y el Humo. •Apocallypsis (1970)
• Los nuevos Shain’s. Singles (1969-1970)
• Traffic Sound. Virgin (1970)
• Traffic Sound (1970)
• Telegraph Avenue (1971)
• Tarkus (1972)
• Saicos (1965-1966)
• We All Together. Singles. (1973-1974)
• We All Together. We are not together (1968-1974)
• Telegraph Avenue. Vol. 2 (1974)
• Los Shain’s. El ritmo de… (1966)
• Los Shain’s. Singles (1966-1968)
• Bossa 70 (1969-1971)
Publicado el 27/7/2008 en La República
martes, 16 de agosto de 2011
El otro integrante
Por Gerardo Manuel
En los últimos años se ha acentuado la presencia de una figura que permanecía casi invisible detrás del éxito de quienes han triunfado en el mundo de la música, y del espectáculo en general: El Manager.
Se supone que los managers hacen que los músicos o artistas sean rentables. Para ese propósito ellos pueden actuar como agentes de negocios, socios financieros, promotores artísticos, disciplinarios, entrenadores y padres adoptivos. Los representantes pueden venir del negocio de la música, como músicos, promotores de conciertos, agentes de representaciones, ejecutivos de compañía de discos o pueden venir desde la ley, empresas contables o crimen organizado; pueden ser el mejor ex amigo de un músico. Y dependiendo del músico, su trabajo puede extenderse infinitamente desde decidir las canciones de una banda, vestuario y equipo hasta simplemente apretar la mano de un genio.
El manager ideal es un buen juez de la música, un planeador cuidadoso creativo, un duro negociador de contratos, un apoyo y un fan. El manager ideal no existe.
Estas ideas las tenía dando vueltas en mi cabeza luego de participar hace algunas semanas de un conversatorio muy interesante en una universidad local. Estuvieron en el conversatorio tres managers de varias de las bandas más “exitosas" del medio. A lo largo de mis años en televisión y en radio he tenido oportunidad de conocer a managers realmente íconos de esta tarea, y ellos están en un perfil muy cercano al que aún no existe. Lo más importante que noté en el acercamiento entre estos personajes y sus representados fue una suerte de empatia que casi podria llamar telepatía, pues bastaba una señal para que el otro entendiera el significado del gesto.
He querido hacer esta pequeña introducción como preámbulo a un homenaje bien merecido a quien para mí, vendría a ser el primer verdadero manager en la historia del rock peruano, pues reunía casi todas las condiciones antes planteadas, con el agregado de ser no padre adoptivo sino padre real de uno de los integrantes de la banda que representaba. Estoy hablando de don Enrique Egoaguirre Poggi manager y fundador de los “Shain’s" en 1964. Su hijo Enrique comenzó tocando el bajo eléctrico y luego la primera guitarra, hecho que se produce con la primera metamorfosis de la banda.
Juan Luis Pereyra y su hermano Raúl -primera y segunda guitarra respectivamente- emigran a otra banda, y Enrique, más conocido como “Pico", pasa a ser primera guitarra en un tiempo realmente corto, pero eso es materia de otra historia.
Continuemos con el trabajo que desempeñó don Enrique Egoaguirre manejando una banda que, gracias a su buena muñeca, logro consolidarse hasta ahora como una de las más profesionales y recordadas del rock nacional. El se encargó no solo del vestuario, repertorio, disciplina e inversiones, sino que hasta era el road manager (léase movilidad), pues con su legendaria camioneta Chevrolet Station Wagon modelo 1964 de color blanco con interior rojo (simbólicos colores patrios) era el transporte oficial de los Shain’s. El automóvil era tan grande que entrábamos los cinco Shain’s, don Enrique, el protoplomo (o sea el primer ayudante en la historia del rock peruano al que solo lo recordamos como “bassman" y posteriormente reemplazado por otro chico apodado James debido a su parecido con James Brown) y además entraban todos los instrumentos de la banda.
Don Enrique también convocaba a los ensayos, ponía multas a los que llegaban tarde, controlaba las inversiones con las utilidades de la banda, arreglaba los contratos para presentaciones en shows o en televisión y los contratos con las disqueras.
Hoy que los Shain’s han vuelto a la actividad, queremos recordar a don Enrique de manera muy especial en este Día del Padre y los invitamos a compartir esa celebración el sabado 16 de junio en el bar de Antica Pizzería (San Martín 201, Barranco). Los esperamos.
Publicado en el blog Disco Club de Gerardo Manuel
lunes, 1 de agosto de 2011
¿Rock latino? ¿Qué rock latino, huevones?
El título de este post lo he tomado arbitrariamente de la reseña de Paul Hurtado de Mendoza sobre Los Saicos, texto que aparece en la contratapa del LP "Los Saicos - Wild Teen Punk from Perú 1965”. Esta reedición de los seis singles de Los Saicos en un LP fue lanzada el año 2000 por el sello español Electro Harmonix. Aquí el texto:
Por Paul Hurtado de Mendoza
De Los Saicos tengo una imagen fugaz, hace ya treinta y dos años aparecían por la televisión peruana con unas pintas tremendas y actitud provocadora… enfundados en casacas y pantalones de cuero salían aullando aquello de “¡echemos abajo la estación de tren! / demoler, demoler, demoler, demoler /¡echemos abajo la estación de tren! / nos gusta volar estaciones de tren”…
A finales de los años ‘50 Lima asimilaba con total voracidad los estrenos de ‘The Wild One’, Rebel Without A Cause’ o ‘Blackboard Jungle’, la llegada de los primeros discos importados de Bill Halley, Chuck Berry, Elvis Presley, Little Richard, Bo Diddley, Dale Hawkins, y claro está, el nacimiento de las versiones locales (a imagen y semejanza) de las estrellas foráneas del rock and roll. El sello MAG lanzaba los primeros cantantes rocanroleros del país. El resto vino como un huracán.
A mediados de 1957 se podía leer en la prensa conservadora local, “La fiebre del rock & roll llegó a Lima. El jueves 31 alrededor de la medianoche … por las 54 butacas destrozadas del teatro Perricholi, émulos de los nuevos teddy boys de Londres, los jóvenes limeños involuntariamente vivieron un instante histórico en la sociología del espectáculo. Reaccionaron idénticamente a sus contemporáneos del Bronx … cuando Anakaona salió a bailar, los jóvenes reaccionaron airados gritando ‘rock and roll’!!! … Nada de mambo, rumba, guaracha, querían r’n’r y vino el r’n’r con los bailarines Betty Di Roma y Oscar Neyra, pero tampoco les agradó a los chicos, que lo único que deseaban era que los aficionados ó espontáneos bailaran. Los organizadores indudablemente decidieron suspender el espectáculo y entonces, la desatención de la multitudinaria solicitud fue sellada con la destrucción … los trogloditas exacerbadamente afectos al rock and roll, sintiéndose insatisfechos la emprendieron contra el local. El virus del rock ha llegado a Lima, la policía tiene en sus manos la vacuna contra ese mal”.
Aparecen los primeros clubes de rock’n’roll, los primeros grupos (Los Millonarios) y solistas (Mike Oliver, Chela Roselló, Billy Villiers, Nadia Milton) … y las primeras pandillas juveniles: los Bucaneros de San Isidro, los Tabacos Negros de Barranco, los Zoquis de Lince y así, en distritos como La Victoria, Breña, Jesus María…
Se comienza a hablar de escándalos y desmanes ocasionados por “exaltados rocanroleros”, aunque El Comercio informaba al respecto de la siguiente manera: “la cosa se está poniendo que arde. Antes fueron los de Miraflores y Barranco, ahora los de Lince, Santa Beatriz y Palermo. Grandes grescas interdistritales básicamente por las faldas … A esa juventud palomilla que se da porrazos los llaman ya bandoleros, pero eso es una exageración”.
Se organizan los fines de semana las primeras matinales con actuaciones en directo en los cines Colón, Diamante, Tauro, y los primeros festivales de verano en las playas de Lima … De lo que se trataba era de interpretar correctamente los hits del momento e imitar a los cantantes de fuera.
Poco a poco van apareciendo por diversos barrios de la ciudad grupos que combinan las versiones con sus propias composiciones: Golden Boys (posteriormente Golden Stars), Zodiacs, Silver Twisters (mas tarde serán los Silverton’s), Los Shain’s, Los Dragones (impresionante grupo instrumental salido del barrio chino de Lima ubicado al lado del Mercado Central, que triunfaría poco después como Los Belkings), Los Yorks, Doltons, Holy’s, Kela Gates, Flyers, Loop, Sunsets, Dream’s ó Telecasters, pero son Los Saicos los que provocan el verdadero cortocircuito. Cuando aparecieron en las matinales del cine Colón fue el escándalo; tenían ese aire de malditismo y crudeza que conservan sus canciones casi 35 años después de haber sido concebidas!!! Si todavía produce escalofrios escuchar “Cementerio” o “El Entierro de los gatos”, historias tenebrosas adornadas con ruidos, gritos y efectos ideales para amantes de las noches sin luna, ó la brutalidad de sus canciones “románticas” como “Come On” o “Te Amo”, imaginen lo que aquello fue en su momento.
En realidad tenían que haberse llamado Los Sádicos pero fueron censurados, por lo que con su peculiar sentido del humor extirparon una letra de su nombre real y jugaron con la pronunciación de ‘psychos’. Uno de los componentes del grupo tenía una tienda de discos a pocos metros del cine Colón (hoy convertido en cine de películas porno) en la calle Belén, en pleno centro de Lima. Desde allí salía la banda a sus actuaciones, aunque los ensayos y las grabaciones se realizaban en un viejo cine abandonado de Barrios Altos, donde la chica que llevaba el pequeño sello independiente que editaba sus singles (DisPerú) había montado un estudio de grabación en el que consiguió ese maravilloso sonido cenagoso y explosivo de sus discos.
Su existencia fue efímera (1964-1967) y su discografía se compone únicamente de 6 singles. Casi no existen datos concretos del grupo –en Perú, como en Norteamérica o Inglaterra los discos de 45 rpm salían sin portada, venían en sobres de papel con los logos y slogans publicitarios de la discográfica que los publicaba, así la única información acerca de los grupos era la que venía en las etiquetas de los discos- ni se conservan imágenes de sus actuaciones, lo que aumenta aún más el halo oscuro y misterioso de la banda. Lo cierto es que fueron los que marcaron la pauta; los grupos que comenzaban ya no imitaban a los grupos extranjeros, imitaban a Los Saicos!!!
Hace unos años ‘Pico’ Ego Aguirre (Guitarra de Los Shain’s) me comentó que vio las pruebas de lo que iba a ser el primer LP de Los Saicos, aunque este nunca salió a la venta. Probablemente fuera la recopilación de los singles, algo que se estilaba en la época cuando un grupo tenía éxito.
Nadie sabe exactamente lo ocurrido con ellos después de disolver al grupo o la causas de la separación. Curiosamente las personas que les conocieron afirman que no fueron conflictos internos ni nada de eso, simplemente abandonaron todo de golpe. Corre el rumor que uno de ellos es actualmente un destacado ingeniero peruano de la agencia espacial norteamericana –NASA-!!!
Los Saicos practicaron el lujo de su odio visceral sin ningún tipo de mordaza y conectaron con el gran público. Conjugaron rabia, arrogancia, anarquía, con letras que iban directamente al grano y un talento musical primitivo (ninguna de sus canciones dura más de 2:30 minutos) en la más clara actitud punk de la costa oeste sudamericana. Su rollo salvaje no tenía absolutamente nada que ver con lo que se hacía en la misma época por Argentina (Sandro y Los De Fuego, Brasil (Renato e Seus Blue Caps), ó México (Enrique Guzmán y Los Teen Tops) … lo suyo fue una amenaza social.
Esta reedición va mucho más allá de lo anecdótico: Los Saicos se adelantaron a su tiempo y permanecen vigentes. ¿Rock latino? … ¿Qué rock latino, huevones?
Texto: Paul Hurtado de Mendoza (Octubre 1988)
Por Paul Hurtado de Mendoza
De Los Saicos tengo una imagen fugaz, hace ya treinta y dos años aparecían por la televisión peruana con unas pintas tremendas y actitud provocadora… enfundados en casacas y pantalones de cuero salían aullando aquello de “¡echemos abajo la estación de tren! / demoler, demoler, demoler, demoler /¡echemos abajo la estación de tren! / nos gusta volar estaciones de tren”…
A finales de los años ‘50 Lima asimilaba con total voracidad los estrenos de ‘The Wild One’, Rebel Without A Cause’ o ‘Blackboard Jungle’, la llegada de los primeros discos importados de Bill Halley, Chuck Berry, Elvis Presley, Little Richard, Bo Diddley, Dale Hawkins, y claro está, el nacimiento de las versiones locales (a imagen y semejanza) de las estrellas foráneas del rock and roll. El sello MAG lanzaba los primeros cantantes rocanroleros del país. El resto vino como un huracán.
A mediados de 1957 se podía leer en la prensa conservadora local, “La fiebre del rock & roll llegó a Lima. El jueves 31 alrededor de la medianoche … por las 54 butacas destrozadas del teatro Perricholi, émulos de los nuevos teddy boys de Londres, los jóvenes limeños involuntariamente vivieron un instante histórico en la sociología del espectáculo. Reaccionaron idénticamente a sus contemporáneos del Bronx … cuando Anakaona salió a bailar, los jóvenes reaccionaron airados gritando ‘rock and roll’!!! … Nada de mambo, rumba, guaracha, querían r’n’r y vino el r’n’r con los bailarines Betty Di Roma y Oscar Neyra, pero tampoco les agradó a los chicos, que lo único que deseaban era que los aficionados ó espontáneos bailaran. Los organizadores indudablemente decidieron suspender el espectáculo y entonces, la desatención de la multitudinaria solicitud fue sellada con la destrucción … los trogloditas exacerbadamente afectos al rock and roll, sintiéndose insatisfechos la emprendieron contra el local. El virus del rock ha llegado a Lima, la policía tiene en sus manos la vacuna contra ese mal”.
Aparecen los primeros clubes de rock’n’roll, los primeros grupos (Los Millonarios) y solistas (Mike Oliver, Chela Roselló, Billy Villiers, Nadia Milton) … y las primeras pandillas juveniles: los Bucaneros de San Isidro, los Tabacos Negros de Barranco, los Zoquis de Lince y así, en distritos como La Victoria, Breña, Jesus María…
Se comienza a hablar de escándalos y desmanes ocasionados por “exaltados rocanroleros”, aunque El Comercio informaba al respecto de la siguiente manera: “la cosa se está poniendo que arde. Antes fueron los de Miraflores y Barranco, ahora los de Lince, Santa Beatriz y Palermo. Grandes grescas interdistritales básicamente por las faldas … A esa juventud palomilla que se da porrazos los llaman ya bandoleros, pero eso es una exageración”.
Se organizan los fines de semana las primeras matinales con actuaciones en directo en los cines Colón, Diamante, Tauro, y los primeros festivales de verano en las playas de Lima … De lo que se trataba era de interpretar correctamente los hits del momento e imitar a los cantantes de fuera.
Poco a poco van apareciendo por diversos barrios de la ciudad grupos que combinan las versiones con sus propias composiciones: Golden Boys (posteriormente Golden Stars), Zodiacs, Silver Twisters (mas tarde serán los Silverton’s), Los Shain’s, Los Dragones (impresionante grupo instrumental salido del barrio chino de Lima ubicado al lado del Mercado Central, que triunfaría poco después como Los Belkings), Los Yorks, Doltons, Holy’s, Kela Gates, Flyers, Loop, Sunsets, Dream’s ó Telecasters, pero son Los Saicos los que provocan el verdadero cortocircuito. Cuando aparecieron en las matinales del cine Colón fue el escándalo; tenían ese aire de malditismo y crudeza que conservan sus canciones casi 35 años después de haber sido concebidas!!! Si todavía produce escalofrios escuchar “Cementerio” o “El Entierro de los gatos”, historias tenebrosas adornadas con ruidos, gritos y efectos ideales para amantes de las noches sin luna, ó la brutalidad de sus canciones “románticas” como “Come On” o “Te Amo”, imaginen lo que aquello fue en su momento.
En realidad tenían que haberse llamado Los Sádicos pero fueron censurados, por lo que con su peculiar sentido del humor extirparon una letra de su nombre real y jugaron con la pronunciación de ‘psychos’. Uno de los componentes del grupo tenía una tienda de discos a pocos metros del cine Colón (hoy convertido en cine de películas porno) en la calle Belén, en pleno centro de Lima. Desde allí salía la banda a sus actuaciones, aunque los ensayos y las grabaciones se realizaban en un viejo cine abandonado de Barrios Altos, donde la chica que llevaba el pequeño sello independiente que editaba sus singles (DisPerú) había montado un estudio de grabación en el que consiguió ese maravilloso sonido cenagoso y explosivo de sus discos.
Su existencia fue efímera (1964-1967) y su discografía se compone únicamente de 6 singles. Casi no existen datos concretos del grupo –en Perú, como en Norteamérica o Inglaterra los discos de 45 rpm salían sin portada, venían en sobres de papel con los logos y slogans publicitarios de la discográfica que los publicaba, así la única información acerca de los grupos era la que venía en las etiquetas de los discos- ni se conservan imágenes de sus actuaciones, lo que aumenta aún más el halo oscuro y misterioso de la banda. Lo cierto es que fueron los que marcaron la pauta; los grupos que comenzaban ya no imitaban a los grupos extranjeros, imitaban a Los Saicos!!!
Hace unos años ‘Pico’ Ego Aguirre (Guitarra de Los Shain’s) me comentó que vio las pruebas de lo que iba a ser el primer LP de Los Saicos, aunque este nunca salió a la venta. Probablemente fuera la recopilación de los singles, algo que se estilaba en la época cuando un grupo tenía éxito.
Nadie sabe exactamente lo ocurrido con ellos después de disolver al grupo o la causas de la separación. Curiosamente las personas que les conocieron afirman que no fueron conflictos internos ni nada de eso, simplemente abandonaron todo de golpe. Corre el rumor que uno de ellos es actualmente un destacado ingeniero peruano de la agencia espacial norteamericana –NASA-!!!
Los Saicos practicaron el lujo de su odio visceral sin ningún tipo de mordaza y conectaron con el gran público. Conjugaron rabia, arrogancia, anarquía, con letras que iban directamente al grano y un talento musical primitivo (ninguna de sus canciones dura más de 2:30 minutos) en la más clara actitud punk de la costa oeste sudamericana. Su rollo salvaje no tenía absolutamente nada que ver con lo que se hacía en la misma época por Argentina (Sandro y Los De Fuego, Brasil (Renato e Seus Blue Caps), ó México (Enrique Guzmán y Los Teen Tops) … lo suyo fue una amenaza social.
Esta reedición va mucho más allá de lo anecdótico: Los Saicos se adelantaron a su tiempo y permanecen vigentes. ¿Rock latino? … ¿Qué rock latino, huevones?
Texto: Paul Hurtado de Mendoza (Octubre 1988)
sábado, 30 de julio de 2011
El Viaje 1966 - 1974
Reseña del sello Munster Records sobre su recopilación de Los Yorks.
Por Munster Records
Nuestra colección, acertadamente titulada El Viaje, reúne sus mejores temas, extraídos de sus cuatro LP y 25 singles, entre 1966 y 1974.
Los York's fueron la banda más famosa y con más éxito en su país (más que Los Shains o Los Saicos), y en esta compilación de lo-mejor-de sin duda descubrirás el porqué.
En su apogeo fueron acusados por abuso de drogas y criticados por lo diabólico de su sonido y letras que elogiaban el ¡amor libre! Oh sí, para compensarlo una de las canciones en su tercer single (1966) se traducía por ¡vete al infierno)!! La muy original interpretación de guitarra feedback de Walter Paz será todo un descubrimiento para los fans del Pete Townshend de los Who e incluso de Sterling Morrison de la Velvet Underground. Por otro lado, el cantante Pablo Luna era una especie de híbrido loco ¡entre Iggy Pop y Reg Presley de los The Troggs! Era todo un personaje, y un animal escénico, que resultaba chocante para un lugar como el Perú de los años sesenta. Años más tarde algún periodista peruano, en un curioso "cómputo de bajas", escribiría que a lo largo de su carrera Pablo había destrozado un total de ¡48 micrófonos! Pero la actitud de Los York's era REAL, y no una pose, a diferencia de en estos tiempos en los que escándalo y barbaridad son una ¡poderosa herramienta de marketing! Los York's eran verdaderas almas rebeldes, imparables y genuinos. Y su comportamiento sobre y fuera del escenario sigue siendo toda una leyenda en Perú. Se hicieron tan famosos que tuvieron incluso su propio programa de TV (El Show de Los York's) que se emitió durante casi un año al mejor estilo de The Monkees' Show.
01.Mira tú; 02.Abrázame; 03.Sólo estoy; 04.No me dejes; 05.Pronto un doctor; 06.Hanky Panky; 07.Egoísmo de la gente; 08.Sin éxito; 09.No puedo amar; 10.Te amo; 11.Amor libre; 12.Justo a mi gusto; 13.Vallery; 14.Caminaremos; 15.Fácil baby; 16.La punta de mi lengua; 17.Sussie Q; 18.La alegría de tu amor; 19.Mi nena; 20.Mi mente en ti; 21.Abrázame baby.
Publicado en la web de Munster Records
"Munster se ganó el cielo hace unos años cuando inició un ciclo de reediciones dedicadas a glosar lo mejor del pop sesentero hecho en Latinoamérica, algo así como un Nuggets apócrifo que todo aficionado al género debería seguir con devoción religiosa. Son muchos los grupos que nos ha descubierto el sello vasco: Los Locos de Ritmo y su rudimentario rock and roll, Los Saicos y ese hit interestelar que es “Demolición”, el pop de aires británicos de Los Mockers… Ahora le toca el turno a Los York’s, peruanos como Los Saicos, y tan o más locos que los autores de “Demolición”. La verdad es que este “El viaje: 1966-1974” deja bien a las claras que Lima era la capital del garage hecho en el Hemisferio Sur en los años sesenta, y que poco tenía que envidiar a los tótems norteamericanos del estilo, bandas coetáneas como The Standells, Count Five o The Remains. Y es que canciones como “Mira tú”, “Pronto un doctor”, “No me dejes”, “Justo a mi gusto” o “No puedo amar”, tienen el punto justo de descaro, de salvajismo y de savoir faire para ser considerados verdaderos clásicos".
(Comentario de Xavi Sánchez Pons de MondoSonoro.com)
Por Munster Records
Nuestra colección, acertadamente titulada El Viaje, reúne sus mejores temas, extraídos de sus cuatro LP y 25 singles, entre 1966 y 1974.
Los York's fueron la banda más famosa y con más éxito en su país (más que Los Shains o Los Saicos), y en esta compilación de lo-mejor-de sin duda descubrirás el porqué.
En su apogeo fueron acusados por abuso de drogas y criticados por lo diabólico de su sonido y letras que elogiaban el ¡amor libre! Oh sí, para compensarlo una de las canciones en su tercer single (1966) se traducía por ¡vete al infierno)!! La muy original interpretación de guitarra feedback de Walter Paz será todo un descubrimiento para los fans del Pete Townshend de los Who e incluso de Sterling Morrison de la Velvet Underground. Por otro lado, el cantante Pablo Luna era una especie de híbrido loco ¡entre Iggy Pop y Reg Presley de los The Troggs! Era todo un personaje, y un animal escénico, que resultaba chocante para un lugar como el Perú de los años sesenta. Años más tarde algún periodista peruano, en un curioso "cómputo de bajas", escribiría que a lo largo de su carrera Pablo había destrozado un total de ¡48 micrófonos! Pero la actitud de Los York's era REAL, y no una pose, a diferencia de en estos tiempos en los que escándalo y barbaridad son una ¡poderosa herramienta de marketing! Los York's eran verdaderas almas rebeldes, imparables y genuinos. Y su comportamiento sobre y fuera del escenario sigue siendo toda una leyenda en Perú. Se hicieron tan famosos que tuvieron incluso su propio programa de TV (El Show de Los York's) que se emitió durante casi un año al mejor estilo de The Monkees' Show.
01.Mira tú; 02.Abrázame; 03.Sólo estoy; 04.No me dejes; 05.Pronto un doctor; 06.Hanky Panky; 07.Egoísmo de la gente; 08.Sin éxito; 09.No puedo amar; 10.Te amo; 11.Amor libre; 12.Justo a mi gusto; 13.Vallery; 14.Caminaremos; 15.Fácil baby; 16.La punta de mi lengua; 17.Sussie Q; 18.La alegría de tu amor; 19.Mi nena; 20.Mi mente en ti; 21.Abrázame baby.
Publicado en la web de Munster Records
"Munster se ganó el cielo hace unos años cuando inició un ciclo de reediciones dedicadas a glosar lo mejor del pop sesentero hecho en Latinoamérica, algo así como un Nuggets apócrifo que todo aficionado al género debería seguir con devoción religiosa. Son muchos los grupos que nos ha descubierto el sello vasco: Los Locos de Ritmo y su rudimentario rock and roll, Los Saicos y ese hit interestelar que es “Demolición”, el pop de aires británicos de Los Mockers… Ahora le toca el turno a Los York’s, peruanos como Los Saicos, y tan o más locos que los autores de “Demolición”. La verdad es que este “El viaje: 1966-1974” deja bien a las claras que Lima era la capital del garage hecho en el Hemisferio Sur en los años sesenta, y que poco tenía que envidiar a los tótems norteamericanos del estilo, bandas coetáneas como The Standells, Count Five o The Remains. Y es que canciones como “Mira tú”, “Pronto un doctor”, “No me dejes”, “Justo a mi gusto” o “No puedo amar”, tienen el punto justo de descaro, de salvajismo y de savoir faire para ser considerados verdaderos clásicos".
(Comentario de Xavi Sánchez Pons de MondoSonoro.com)
miércoles, 27 de julio de 2011
Los Yorks... la Enfermedad Sixties
Por Arturo Vigil
Un domingo cualquiera del año 1966 en Lima, capital del Perú, específicamente en el distrito del Rimac, muy temprano cinco muchachos se aprestan a dirigirse a iniciar sus presentaciones en las recordadas matinales (circuito de conciertos de conjuntos y solistas llevadas a cabo en los principales cines y teatros del país). Lima se eclipsaba de sonidos beat e instrumental. Los Yorks, grupo conformado por Pablo Luna en la voz, Walter Paz en la guitarra líder, Román Palacios en la segunda guitarra, Jesús Vílchez en el bajo y Pacho Aguilar en la batería, alborotaron el mundo roquero de los sesentas. Con atisbos melancólicos, ritmo furioso, desesperado y de contundente dureza, hicieron de Los Yorks una banda garage – psicodélica con el más grande desparpajo que se recuerde y que sin embargo esa rudeza musical con la que expresaba su arte, es hasta hoy apreciada pues estaba impregnada de una belleza y sonido singular, ritmo furibundo y con letras contestatarias impusieron un estilo y una corriente a la cual se le dominó “Ritmo Enfermedad”…
Consolidados como grupo en el distrito del Rimac, Los Yorks ha sido el único conjunto que tuvo un programa de TV, el cual se llamaba “El Show de Los Yorks” vía Canal 11 de propiedad de la familia Belmont.En este espacio televisivo Los Yorks realizaban sketch y hacían música en vivo. Los textos del programa los realizaba el periodista y actor cómico Ramón Alfaro y en la locución en off, el ya desaparecido DJ, José Nashiro.
La voz de Pablo Luna emergía con incandescente desgarro y el sonido de la banda con claras influencias The Kinks, The Yardbirds, The Troggs y asimismo acogían todo el rock americano y lo recreaban en su estilo descarado y eminentemente provocador.
Alguna vez el recordado DJ de radio Miraflores, Germán Calderón dijo lo siguiente:”En la historia del rock y la música popular, nunca más se podrán juntar cinco tipos con la cara de ustedes”. Es decir, Los Yorks desde sus inicios marcaron una malditez y que a la postre los perfiló, tanto en su música, como en sus performances en el escenario, tenían fama de auténticos rebeldes y de desencadenar en determinados momentos una furia desmedida mucho mas allá de los escenarios.
De esta manera se les dio el status de una verdadera banda de rock, en tiempos en que no se hacía marketing, ni se buscaba el escándalo premeditado, ellos fueron así, genuinos, irrefrenables y verdaderos. Los componentes de esta gran banda peruana eran muchachos de extracción popular, llegando muy lejos y al primer lugar de las preferencias del público juvenil, desplazando a muchos conjuntos de esa época. Es por eso que en esos años se les decía que no había matinal sino estaban Los Yorks.
El conjunto rimense nunca interpretó un tema igual dos veces, siempre recreaban la totalidad de sus canciones en vivo y el efecto fuzztone marca Shuller estaba muy presente y marcaba la pauta sonora de este entrañable grupo sesentero.
Se recuerda que Pablo Luna destrozó alrededor de 48 micrófonos, incontables fluorescentes y tachos de luz en distintas y explosivas presentaciones. Pablo, un pelirrojo de rasgos afroperuanos, cantaba con su voz dulce, cálida y acompasada, pero que abruptamente podía pasar a un catarsico y furibundo paroxismo, con dosis de verdadera rabia y violencia.
El encargado de la primera guitarra y segunda voz, Walter Paz, aportó con su ejecución, un color y un sonido particular, quizás por su formación musical y admiración por Ray Charles, The Animals y en general al sonido Motown.A la par que hacia la mayoría de textos, arreglos y transcripciones musicales.
El complemento guitarristico lo ponía Román Palacios con su marcada fuerza instrumental y escénica.”El flaco”.Así lo llamaban a Jesús Vilchez, bajista del grupo, hacía gala de un marcado feeling y creatividad, el cual le dio al grupo una profundidad armónica muy especial, se recuerda sus movimientos andróginos y provocadores que alocaban y desesperaban en irremediables gritos de tiernas adolescentes. Pacho Aguilar, un baterista dotado de un carisma y un humor especial, ponía en la percusión toda su personalidad proyectada en su maravillosa batería Roxy, dándole el sonido a los “Enfermos” Yorks.
La canción símbolo de esta banda sixties, fue el tema “Abrázame” que en una semana de salir al mercado vendió alrededor de 40,000 copias, caso inusual para un sello como MAG, especializado en folclor y música tropical. “La enfermedad”…ritmo contagiante, versión peruana y limeñisima interpretación del garage norteamericano, lo cual Los Yorks supieron exponer en toda su magnitud, dando lugar a la creación de los llamados “Clanes de Los Yorks” en todo el país.
Ancash, Cuzco, Loreto, Tumbes, Piura, Trujillo, recuerdan aún con carácter histórico para el beat de aquella época las actuaciones que tuvieron en dichas localidades. Eran invitados a ferias departamentales y de obligada presencia en la Feria Internacional del Pacífico. Además de realizar sus interminables fiestas psicodélicas en el Club Tennis de La Victoria, Club Okinawense entre otros. Compartieron escenario con Charles Aznavour en el Salón Chavin del Aeropuerto internacional Jorge Chávez, asimismo tocar en el Paraninfo de la Feria del Pacífico al lado de los Marshmelows Soup Group, con Roberta y también con el afamado trío Los Panchos en una (gira por todo el oriente peruano), etc.
Los Yorks a lo largo de sus cinco años de carrera musical fueron premiados con el NAYLAMP 67(Medalla de la Juventud), cinco Trofeos Guido, otorgados por el emblemático periodista de espectáculo, Guido Monteverde, como “Lo mejor de la semana”. Además se les otorgó un un disco de oro de la CACODISPE (Cadena de comentaristas de discos del Perú). Y en los años noventas fueron condecorados por el Municipio de Huaraz (Ancash), entre otros premios y congratulaciones.
Pero el sueño estaba por terminar. Justo en las postrimerías de la década matinales se prohibieron…de facto había asumido la presidencia de la república el general Velasco y su junta militar. Los Yorks no tuvieron concierto de despedida, se fueron sin dejar rastro, más sus canciones hoy siguen sonando en las emisoras de todo el país.
A esta altura del presente escrito, es justo mencionar a “Puro” Fuentes, baterista de notable trayectoria que integro Los Yorks en las postrimerías de la desintegración del grupo y haciéndolo de una manera muy espectacular. Se puede citar la actuación en el Colegio Ciencias del Cuzco, cuando en momentos que realizaban una interminable improvisación(veinte minutos) del tema “Abrázame”, en que el alocado “Puro” se desplazaba por todo el escenario llevando consigo un platillo y tocándolo incesantemente , mientras Pablo Luna por su lado se solazaba con el bajo eléctrico, Jesús Vilchez cantaba aun cuando le sangraba la mano profusamente pues el pedestal del micrófono casi le había cercenado parte de un dedo y en una especie de danza tribal, salpicaba la sangre a la platea y a sus compañeros de grupo.Esto hizo que el público lleno de estupor y desconcierto se motivara a un más y danzaran extasiados. Realmente fue la actuación más impactante que se recuerde de esos años.
Los Yorks grabaron para el sello MAG dos discos larga duración: “Los Yorks 67”,”Los Yorks 68” y para el sello Virrey “Ritmo y Sentimiento”, además de innumerables 45 rpm.
Cabe resaltar que para la firma de un nuevo contrato en el sello El Virrey, Los Yorks recibieron un pago sin precedentes en el mundo roquero de entonces.Y en esta última etapa del conjunto se grabarían algunos singles con el aporte vocal de Beto Casanova y el extraordinario baterista ya desaparecido Rafael “Pocho” Purizaga.
Los únicos Yorks que seguirían en la música fueron Pablo Luna y su primera guitarra Walter Paz, el cual posteriormente formó el grupo Corpus y Korillacta (Nueva Canción),siguió estudios superiores en el Conservatorio Nacional de Música, haciendo arreglos para el Taller de la Canción Popular(dirigido por Celso Garrido Lecca),ha realizado arreglos para destacados músicos entre ellos Martina Portocarrero, Richard Villalón y ha recorrido escenarios de Sudamérica con el virtuoso guitarrista Félix Casaverde.
Pablo Luna se presenta eventualmente en Lima cantando temas de la mítica banda del Rimac y según cuentan piensa volver…quizás por lares europeos, con nuevos brillos y con la fuerza y extravagancia de siempre.
PD: Hoy recordamos que en una de las tantas conversaciones sostenidas con el emblemático Pablo Luna, la cual contrasta con la imagen rebelde, estrambótica e iconoclasta que proyecto con su arte, nos hizo hincapié su agradecimiento y emoción al recordar a la señora Hilda Rodrigues de Paz que apoyo mucho al grupo y que siempre estuvo en todo momento con ellos. Es decir, Pablo nos dio una muestra de su gratitud y sentimiento.
Publicado en el blog Only Sixties
lunes, 25 de julio de 2011
Back to Perú: Los Shain’s (Volumen 3)
Por Mon Falcón
A finales del 2009 veía la luz el segundo volumen del recopilatorio Back to Peru, del sello Vampisoul .Fue precisamente aquel primer volumen el punto inaugural de un sello que hoy en día es toda una referencia en Europa si de arqueología musical hablamos, recuperando siempre lo más oculto de las escenas menos conocidas. “Back to Peru” nos ponía sobre la pista peruana allá por el 2002, reuniendo una excitante colección de bandas que luego iría editando por separado, siempre via Munster Records (o bajo la etiqueta Vampisoul). Ahora llega el esperadísimo Back to Perú Vol.II, en formato doble, que incluye 34 cortes con un sonido impecable que van desde el garage y el rhythm’n’blues más salvajes, hasta el soul y latin rock más elegantes o el funk de ritmos frenéticos, y todos ellos aderezados de las distintas músicas tradicionales de la región.
Así que amigos, hoy volvemos al Perú de los años 60 para recuperar los sonidos de otra de esas bandas que echan por tierra todos los esquemas geográficos previos. Si sois nuevos en el tema podéis repasar las anteriores entregas de esta misma columna dedicadas a la nueva ola peruana de los 60, con Los York’s y Los Saicos como proganistas, y en el futuro seguro que habrá más, pero hoy nos centramos en Los Shain’s, los más precoces y caóticos de la época.
Los Shain’s se formaron en el barrio de Miraflores, en Lima en 1964, cuando todavía eran unos adolescentres de entre 13 y 14 años, el germen era la familia Pereyra, los hermanos Juan Luis y Raúl y su primo Alexei, y su esencia tiene dos polos: The Beatles y The Shadows, pero esa formación será casi efímera, Alexei deja la banda y será sustituido por Enrique ‘Pico’ Ego Aguirre, un hecho fundamental, puesto que los cambios en la formación será una constante de la banda, y la incorporación de Aguirre será fundamental en el futuro sonido del grupo, convirtiéndose en alma mater de Los Shain’s. La familia de Aguirre tenía una profunda tradición musical, su padre era músico de jazz , su tío miembro de Los Morochucos y su tía era soprano, lo que unido a la habilidad del joven Pico, la cantidad de instrumentos que tenía en su casa (y la predisposición familiar) pronto la residencia de los Ego Aguirre se convirtió en local de ensayo de Los Shain’s, y que por los contactos de sus padres era la primera el barrio a la que llegaban los singles estadounidenses de bandas como The Ventures, The Shadows, The Trasmen o Dick Dale, de manera que el rhythm’n’blues instrumental y la música surf se convirtieron en su filón a explotar. Con la incorporación de Quique Rossell a la batería y Nito Muente como vocalista, la banda estaba completa. Solo les hacía falta un nombre, pero sobre el origen de Shain’s hay tantas versiones distintas como respuestas de los protagonistas, así que lo dejaremos al margen.
El caso es que el padre de Pico se interesó desde el primer momento en el grupo de su hijo, y se convirtió en su representante, aprovechando sus contactos consiguió que Los Shain’s comenzasen a salir en televisión al poco tiempo, de una manera continua, por lo que las últimas incorporaciones abandonaron el grupo, siendo sustituidos por Carlos Manuel Barreda en la batería, mientras que la voz sería para Miguel Arista. Ese primer año consiguen un contrato con la discográfica IEMPSA (EMI Perú) (via Los Morochucos) y publican su primer single: Tomahawk/Pretty Girls Everywhere, pero inmediatamente hay nuevas bajas, los hermanos Pereyra, germen de la banda, abandonan por motivos económicos, llevaban casi todo el año tocando en Tv y apenas habían visto el dinero, además de su disconformidad en reducir su repertorio al surf garagero, de modo que ambos forman Los Drag’s, mucho más orientados a los sonidos beat británicos, y posteriormente El Polen de corte mucho más progresivo.
Desde aquel momento, Los Shain’s pasan a convertirse en el grupo de Pico Ego Aguirre, mientras su padre se encarga de convertirlo en una empresa. Debido al continuo cambio de sus miembros, se decidieron por vender al grupo como una especie de super estrellas del rock peruano, entre las que se encontraba en primo Alexei Kotrisky Pereyra (fundador de la banda) y en la que el carismático Gerardo Manuel Rojasó pasó de ser un invitado de lujo a terminar por asentarse como vocalista definitivo de la banda, tras abandonar Los Doltons, y ambos (Rojas y Aguirre) desarrollaron sin ataduras de terceros su pasión por los sonidos más garageros.
Todo esto ha pasado y aún estamos en 1965, año en el que graban su primer Lp “El Ritmo de los Shain’s” (IEMPSA, 1965), que incluía versiones de The Trashmen, The Ventures, Little Willie John (‘Fever’) o Sam The Sham & The Pharoahs (‘Bule Bule’), algunas de ellas traducidas y adaptadas, entre las que destacan El Mounstro (así escrito) que era una adaptación delirante del tema ‘The Crusher’ de The Novas, al que añadían la introducción del ‘Out of Limits’, ¡¡¡y una letra de surrealismo espacial insuperable!!! O las composiciones propias como ‘Hoy’ o ‘Shain’s a Go-gó’. Pero este disco marca un punto de inflexión en el Perú por su sonido rítmico y contundente, pero sobre todo por ser el primero en el que se introducen la distorsión y los efectos de guitarra. Y como curiosidad la descripción de la contraportada en la que a cada tema se asigna un estilo, de manera que el álbum reúne literalmente bule bule, go go, jerk, bird, sloopy, surf, go go show y shake este último curiosamente aplicado a la versión instrumental del She’s Not there de The Zombies. Pero en la contraportada también se presenta a la banda, como os había dicho, unos auténticos All Stars: “Aún no han llegado a los 20 años de edad, y Los Shain’s, verdadero ‘seleccionado nacional’ de la música moderna, ya saben de mil triunfos y aplausos incondicionales de todos, los que por buena suerte, los han visto y escuchado. Y es que Los Shain’s, conocen a fondo su oficio y a pesar de estar actualmente en la cúspide de la fama, con la modestia y dedicación, característica de todo buen artista día a día se esmeran en conseguir su consagración definitiva en esta difícil tarea del arte…“. ¡¡¡Toda una joya por dentro y por fuera!!!
Por aquel momento Los Shain’s estaban en todas partes, programas de Tv casi diarios y giras por todo el país, así que a finales del 66 y con una formación más estable se meten en el estudio para grabar su nuevo álbum “Segundo Voumen” (IEMPSA, 1967) totalmente influenciado por la British Invasion con The Beatles, The Yardbirds o The Kinks como principales referentes, aunque también destacan versiones de bandas de garage norteamericanas como ‘No hay más que dar’ (versión del ‘Pushin’ too hard’ de The Seeds) o el ‘Cara Lin’ de The Strangeloves, pero esta vez con más composiciones propias, como ‘Icaro VIII’, ‘En Lima’, ‘Enfermedades’, o ‘Shain’s a Jazz’ en la que desplegaban todas sus posibilidades rítmicas y como virtuosos, aunque demasiado disperso entre el beat y la psicodelia.
Tras el ‘Segundo Volumen’ su popularidad trasciende las fronteras de Perú, y en 1968 una productora mexicana les contrata para realizar la banda sonora del filme “Las Psicodélicas” y participar en él, mientras grababan su tercer álbum “Docena Tres” (IEMPSA, 1968) que es el más variado y melódico de la banda, aunque contiene elementos fantásticos como la introducción de la cítara en el inicial ‘Tema de los Shain’s’ que sin duda resulta el tema más sorprendente del álbum junto con el final ‘Tres carros, una casa y otras cosas’. Por medio versiones, el arriesgado ‘Algo divertido y loco’ (que incluye el ‘Kicks’ Paul Revere & The Riders en forma de ‘Pesadillas’) que muestra muchos de sus registros en un solo tema. ‘Keep on Runnin’’ (aquí adaptada a ‘Cuando Vuelves’), o la contundente ‘El Tren’ (‘Train Keep-a-Rollin’ de Johnny Burnette vía The Yardbirds una vez más) o los éxitos de ‘Tirando dedo’ (versión del cómico Melcochit) y sobre todo ‘Un Mundo Nuevo’. Como en el anterior, los recursos son mayores y el dominio de la técnica lo es aún más, pero excepto en contados temas se había perdido la frescura de su primer trabajo, cada vez más pulidos y mucho más pop, pero más encorsetados al mismo tiempo.
Con el disco bajo el brazo y tras la grabación de “Las Psicodélicas” se fueron a México para promocionar el filme, para regresar a Perú y morir de éxito. Por obligación de la discográfica grabaron su cuarto álbum “Instrumental’s Shain’s” (IEMPSA, 1969) en el que Gerardo Rojas tocaba el saxo. Al finalizar la grabación la banda se disolvió de inmediato debido a las graves diferencias de todos los miembros con Ego Aguirre y su padre, al igual que acerca del nombre de la banda, hay tantas versiones sobre la ruptura como protagonistas, pero lo cierto es que de un día para otro la banda más exitosa de Perú por aquel entonces dejó de existir. Aguirre no dejó su empeño y montó Los Nuevos Shain’s que durante dos años grabaron varios 7’’ que luego serían recopilados en “Los Nuevos Shain’s. Singles 1969-1970” (Repsychled Records, 2005), mientras que el resto de sus compañeros se refundaron en The (St. Thomas) Pepper Smelter y luego Gerardo Rojas se uniría a El Humo además de trabajar para discos El Virrey.
Una historia que comprobamos como se repite una y otra vez a lo largo del tiempo y el espacio, el vil metal es quien pone fin a las bandas que nos gustan, la avaricia de las compañías, del algún artista y de terceros en discordia, y también ocurrió con Los Shain’s en el Perú de los años 60, y no solo una vez… Pero por supuesto con el auge reivindicativo de joyas arqueológicas como la colección “Back to Perú” que nos ocupaba al principio, se han reunido en 2005 para darse otro homenaje más que merecido(con la edición de su Antología bajo el brazo), el que como otras muchas bandas de su generación no se pudieron dar por culpa del dictador Velasco Albarado. Lo bueno es que podemos volver al Perú de los 60 cuantas veces queramos para hablar de grandes bandas…
Discografía:
El ritmo de los Shain’s (1965)
Segundo Volumen (1967)
Docena Tres (1968)
Intrumental’s Shain’s (1969)
Anthology (2005)
Los Nuevos Shain’s: Singles 1969-1970 (2005)
Publicado en el sitio Libro de Notas
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